38. Imagen, imaginación y espiritualidad
La espiritualidad está en los espacios vacíos de las moléculas que intervienen
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Resumen
Esta quinta entrega de la serie sobre imaginación e imágenes se centra en aclarar algunas cosas que son importantes, y que debes conocer y no perderlas de vista.
Lo que llamamos neurociencia no es más que la parte de la ciencia que se dedica a entender los procesos fisiológicos registrados que conforman la química en tu cerebro, y es fenomenal conocer cuál es el proceso a través del cual una imagen se crea en tu cabeza, pero eso no es espiritualidad, eso es ciencia.
Lo mágico y divino es que la espiritualidad de las imágenes está en los espacios vacíos de las moléculas que intervienen. Es a ese espacio, en el que no se ve nada –porque no es reactivo a la luz–, al que se referían los antiguos cuando decían “vacía tu cabeza”, y aunque hasta hace poco todos pensábamos que no había nada en ese “vacío”, hoy no solo sabemos que está lleno, sino llenísimo.
Toma nota: es ese espacio vacío el que está lleno de tu esencia, de ti, de tu espíritu.
Breve historia de esta serie sobre imagen e imaginar
Ya sabes como va esto, hay que repasar, para entender que las cosas no salen de la nada. Por tanto hay que decir que éste es el quinto email de esta serie en la que empezamos por decir que tu mente solo te muestra lo que te enseñaron que es posible (#31), para lo que crea puentes entre tu entorno y tú (#32) que luego llena de sentido con otra mentira muy elaborada, lo que llamamos “el tiempo” (#34).
Y todo ello porque hace 200 mil años descubrimos, como especie, que para vivir en esta roca que flota en el espacio y a la que llamamos nuestro planeta, lo único que hace falta es que puedas entenderte con otras personas, porque juntos es más fácil (#37).
Parece una telenovela turca ¿verdad?
La ciencia ¿es verdad o es realidad?
Y ahora, repasada la cosa y entrando en el tema, diremos que saber algo de ciencias y de cómo funciona tu cerebro ayuda mucho a mejorar tus resultados a la hora de trabajar con él, no solo creando imágenes, sino en cada cosa que hagas cada día. Y eso es algo fenomenal.
Por otro lado, tú y yo también sabemos que todo lo que vemos es real, tan real que si no tenemos cuidado nos hacemos daño, pero que no vemos las cosas tal cual son, sino como nos enseñaron a verlas. Por eso cabe y es normal dudar un poco cuando hablamos de ciencia, porque ¿hablamos de verdades o de realidades?
Lamentablemente sabemos que solo hablamos de realidades y el tiempo siempre demuestra que las cosas en las que creemos hoy serán poco creíbles mañana porque nuestra realidad cambia. Tan sencillo como eso.
Yo creo en la ciencia, sin ella estaríamos ciegos, pero entiendo a la vez que es otra clase de fe, una moderna y de esta época, que convive con otras más antiguas. Ella contiene sus propios dogmas y sus propias escrituras sagradas, y puede que sus defensores a ultranza digan se basa “en hechos” y ellos mismos se autocalifican de “realistas”. Pero esos que lo hacen, se olvidan de que es física y fisiológicamente imposible distinguir lo que es real de lo que no, cosa que forma parte de los dogmas de la ciencia, aunque es algo que prefieren olvidar, utilizando su memoria selectiva.
Ciencia sí, porque hoy sirve. Pero lo que es considerado una verdad hoy, mañana no lo será. Eso es ley de vida para nosotros los homo sapiens.
Entonces ¿todo vale?
Pero eso no significa que todo vale. No, no todo vale y ahí es donde está el ansiado nirvana de los orientales y el paraíso de los occidentales. Tienes que aprender a vivir con el hecho de que es cierto que de siempre ha habido impostores que desenmascarar; gente que engaña a las personas solo con la intención de llenar de oro sus bolsillos y que han afirmado hablar en nombre de una dudosa divinidad solo para engañar. Claro que ha habido y hay gente que buscan poder, control y dinero explotando todas estas cosas.
Por otro lado, en el otro extremo están los que generalizan, que también hierran. Decir que toda espiritualidad es un timo es una generalización cuanto menos ofensiva y de mal gusto que ignora la historia humana y las necesidades que, como personas, tenemos.
Luego está el punto medio entre ambos; ese camino al paraíso que puedes asociar a la vida y a los conocimientos que nos han legado personas que, a lo largo de la historia e incluso restando todas sus imperfecciones, han sido ejemplo de Trascendencia porque han desarrollado una espiritualidad sana, que sirve de verdadera guía para todo el que quiera seguirla.
Y es posible seguirla por cualquiera que quiera hacerlo.
Encontrar y seguir ese camino del medio
Y tenlo claro. No es necesario que hagas un máster o un doctorado para llegar a ese camino del medio que es tu espiritualidad; tampoco necesitas ser bueno para entrar al paraíso, sino al revés: solo entrando en el paraíso puedes ser bueno. Ese es el conocimiento que te han dejado otros humanos que vivieron y buscaron honestamente antes que tú.
Y para entrar en el paraíso solo tienes que aceptar que eres un “homo sapiens”.
Y la receta que te dejaron para entrar en el cielo es sencilla: acepta tu duda. El camino del medio es el camino de no dar nada por sentado y aun así no detenerte y seguir andando. Lo importante de la duda estriba en que es la expresión de tu limitación como persona y lo importante es que no la temas.
La duda te sirve para obligarte a intentar descubrir cómo funcionan las cosas en tu vida y cómo puedes mejorarlas. No tener dudas suena fabuloso, pero estar segurísimo de todo puede ser peligroso porque hace que pierdas el interés por descubrir cosas, lo que produce a la vez que te aburras de tu propia vida y te estanques.
Es ese vacío entre tus moléculas lo que causa “tus dudas”
Fíjate ahora en algo: cuando los antiguos se enfrentaron al dilema de lo sagrado y lo espiritual se encontraron con un vacío dentro de ellos mismos, en el que encontraban las respuestas que buscaban. Ubícate, eso fue hace siglos y todavía hay gente que sigue buscando “el vacío”.
¡Yo alucino!
Hoy en día sabemos que ese vacío está lleno de información, de la que surge todo lo que vemos. Ese vacío es energía, que no reacciona a la luz, pero de la que venimos y de la que surgimos. Todo y todos.
Ese vacío se sitúa en ese espacio que existe entre las partículas que forman a los átomos y a las moléculas.
Claro que hay dudas ¿Cómo no va a haberlas? Cuando miras a ese vacío dentro de ti –que muchos han llamado Dios, tu divinidad interior o tu yo perfecto y sagrado– no ves nada, porque quieres ver con tus ojos y eso es física y fisiológicamente imposible.
Pero no te pierdas: es esa misma duda la que te hace insistir hasta que “ves”, no con tus ojos, sino en las imágenes que aparecen como de la nada dentro de tu cabeza. Es literal. Las imágenes son información que proviene de ese vacío, respondiéndote conscientemente, quizás por primera vez desde que naciste.
El camino del medio aparece cuando entiendes que la espiritualidad es tu camino como homo sapiens para Trascender tu vida tratando de dar respuesta a la pregunta “¿qué hago aquí?”, y es lo único que puede ayudarte, lo único que te aporta consuelo cuando lo necesitas, que te ayuda a sentir paz cuando todo se agita y a tener esperanza cuando no ves una salida y un futuro claro.
Ser espiritual es lo natural
Claro que hay gente que ve y oye "voces divinas” en su cabeza porque tienen enfermedades que hacen que se produzcan esas alucinaciones y algunas son, simplemente, anomalías neurológicas. Eso es así para la ciencia y es algo que hay que respetar.
Pero también es cierto que tu espiritualidad puede resultarle ridícula y hasta una prueba de que estás como un cencerro a algunas personas.
Claro que hay personas que van a la iglesia o a la mezquita; los hay que visitan templos y siguen a sus gurús y a sus lamas sin chistar. Esas son expresiones de su espiritualidad, no puede caberte duda alguna sobre eso. Puede que sean formas más o menos modernas, pero esa es la expresión que toma su espiritualidad.
No puedes confundir a los que te cuestionan, a los mentirosos y a los manipuladores con todos los demás.
Lo que importa no son ellos, aunque puede que te sirvan de referencia alguna vez. Y además, tú puedes creer perfectamente en un Dios, cristiano o no, en lo divino, en la magia y en el potencial positivo del ser humano y aun así ser inteligente, mantener tu equilibrio y tener una gran formación y conocimiento. Esa no es la cuestión, ahí no hay espiritualidad.
Para desarrollar una espiritualidad sana y fuerte lo único que necesitas es aceptar que las mayores y mejores creaciones del ser humano han salido de personas que tenían una espiritualidad incombustible, porque entendieron que trascender sus propias limitaciones era la única manera de mantenerse cuerdos, sanos y saludables.
No dudes de tu poder de ir más lejos
Los milagros ocurren cuando aceptas que el poder de Trascender todo lo que te limita es parte de ti, porque entonces es cuando las cosas pasan y la vida se llena de magia. Las fisuras desaparecen y los daños son mínimos o inexistentes.
Cuando aceptas esa parte de ti caes en la cuenta de que enviar mensajes a tu “vacío personal” sí que da sus frutos, aunque a veces haya que enfadarse un poco y hasta chillarle.
Cuando aceptas esa parte de ti entiendes que no necesitas voces en tu cabeza para saber lo que está bien o lo que te conviene y ves la magia en cada cosa y en cada segundo que vives porque de verdad quieres escuchar lo invisible y sagrado que hay en las cosas que te rodean.
Cuando aceptas esa parte de ti los demás empiezan a respetar tu espiritualidad porque nadie puede negar que crees en ti y en tu capacidad de ir más allá de lo que te ha tocado vivir.
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