37. Lógica y sentimiento en una imagen
Los mecanismos de la mente son a la vez lógicos y sentimentales
Resumen
Imagino conoces la idea de que uno puede ser más “lógico y racional” o más “emocional y sentimental”; ese es el tipo de ideas que solemos discutir con amigos en un bar, cosa que no se debe despreciar dada la importancia que estas conversaciones tienen en el proceso educativo del homo sapiens.
Además, creo que puedo conceder un poco de razón en esa idea, pero con cuidado. Es importante que entiendas que esas son “calificaciones” sociales, algo que sirve para “ubicarte” dentro del colectivo con respecto a otras personas; pero cuando hablamos de tu trabajo energético, centrado en el crecimiento personal y el desarrollo de una espiritualidad sana, esa clasificación “colectiva” no te sirve de mucho.
Por ello, en esta cuarta entrega dedicada a la imagen y a la imaginación, vas a descubrir que los mecanismos de tu cerebro son a la vez racionales y emocionales, cosa que te resultará muy aclaratoria y práctica, porque a la hora de plantearte tus objetivos para luego apoyarlos energéticamente, tendrás que traducirlos en imágenes que sean, a la vez, lógicas y sentimentales para poder involucrar a toda tu energía en el proceso.
Serie sobre imagen e imaginar
Empecemos por un resumen rápido de lo ya dicho:
Ya sabes que tu realidad está formada solo de lo que eres consciente y eso es, por definición, solo una interpretación que hace tu mente de la verdad. (Email #31)
También sabes que, para imaginar conscientemente, las imágenes que creas tienen que ser congruentes, para sirvan de puente entre tu realidad –que no es la verdad– y lo que quieres –que no existe aún en tu vida–. (Email #32)
Luego vimos que tu mente adapta lo que vives en cada momento para crear un relato de recuerdos, que tú entiendes como “el tiempo”, y que no choque con lo que has aprendido socialmente, dejando fuera toda la información que no encaja. (Email #34)
Tu cerebro es mágico
En este punto te puedo decir que imaginar es un acto personal e individual cuya única función biológica es la de conectarte con la vida, con lo que existe fuera de ti.
Vamos, pura magia.
Fíjate bien en el desarrollo consecutivo de las ideas de esos emails; Empezamos por decir que tu mente solo te muestra lo que te enseñaron que es posible (31), para lo que crea puentes entre tú y tu entorno (32) que luego llena de sentido con otra mentira muy elaborada que es “el tiempo” (34). Es un proceso sencillo de entender, aunque admito que es una idea extraña.
Un poco radical, ya lo sé, pero es que es así.
Te lo cuento de otra forma para que no le des tanta vuelta: un ser humano que no es capaz de imaginar no encaja en la sociedad. Increíble verdad. Y, además, tiene que hacerlo “correctamente” o entra en el grupo de los mentirosos, cosa que aceptamos solo a las personas con enfermedades mentales y a los niños hasta cierta edad.
Ves, puedes imaginar, pero no como te dé la gana. “Imaginar correctamente” significa que lo que imaginas tiene que servir de puente para conectar lo que quieres y lo que eres –que son tus objetivos– con la gente que te importa, con tu familia, con tus amigos y, en general, con la sociedad –el colectivo–.
Y ya sé que eso parece energéticamente poco interesante, pero tienes que entender que solo el homo sapiens ha desarrollado esa capacidad y que solo eso es lo que le hace imparable.
Sí, sí, imaginar es tu superpoder. El tuyo y el de todo homo sapiens, claro.
Al principio, no hay puentes
Vamos a ver esto un poco mejor. Cuando quieres algo, lo quieres tú. Lo deseas tú y puede que no para ti, pero el deseo parte de ti, de tu propia energía ¿no es cierto? Pero luego sucede que no vives en aislamiento y sin compañía, y por tanto lo que quieres siempre afecta a otros ¿me explico? No eres un yogui que vives en retiro dentro de una cueva en el Himalaya; en ese caso no tendrías este problema, pero imagino que no es tu caso, así que cuando quieres algo, hay otros afectados, es lo normal.
El deseo egoísta no es un tema menor, tenemos libros, series y hasta películas para eso (Erin Brockovich, 2000 - Aguas oscuras, 2019 - El jardinero fiel, 2005), en las que una gran multinacional o un personaje despreciable muestra su frialdad al tratar de conseguir sus objetivos corporativos cargándose todo lo que le molesta.
La búsqueda egoísta objetivos es algo que no nos gusta, porque no “es muy humano” actuar así. Pero ¿y si eso te pasara a ti? ¿y si el inhumano pudieras ser tú? Tengo que decirte que las preguntas son retóricas y que eso pasa, y más de lo que te gustaría admitir.
Tú sígueme el rollo, que seguro que llegamos a algún lugar que nos sirva.
Eso sucede y veamos cómo funciona tu cabeza para explicarlo. Imagina que tienes un objetivo que, digamos, es “aumentar tus ingresos”. Te pones en marcha y empieza todo a moverse, pero enseguida aparecen tantos bloqueos que todo se termina parando. Todo se detiene, nada funciona y nada sale como tú quieres.
¿Y porqué se para todo?
¿Qué pasa en lo más profundo dentro de ti? ¿por qué se para todo? Resulta que cada zona de tu cerebro procesa cosas diferentes, como cuando caminas por una calle que lo hace para no tropezarte y caerte; o como cuando abres la cartera en el supermercado y hace las cuentas básicas muy rápido para calcular el dinero que tienes disponible para pagar.
Cada actividad de esas está regida por zonas específicas que pueden identificarse con una diferenciación clara y, este caso, cuando caminas o sacas cuentas se activa tu cerebelo, que es donde rige la coordinación entre ojos y manos; es la zona de las cosas “espaciales” y menos o incluso nada relacionales.
Pero también hay otras zonas en tu coco, digamos que un poco más “de relaciones”, como la que registra la música cuando escuchas una canción que te gusta. En este caso se activan zonas como tu corteza medial prefrontal.
Si hiciéramos un escáner en tu cerebro mientras te imaginas caminando, se encendería en la pantalla una parte de él. Pero si en el mismo momento te pedimos que recuerdes una canción que te gusta, se apagarán las zonas anteriores y se encenderán otras diferentes, y todo eso pasa sin que tú te enteres de nada. Por eso lo llamarán “inconsciente”, digo yo.
Desear está bien, refuerza quién eres
Ahora centremos el tema en la energía. Parte de tu trabajo energético es el de escribir tus objetivos, siempre, y mantenerlos en una lista actualizada. Cuando lo haces se activa el lóbulo frontal que es el área también es responsable del movimiento, el razonamiento, el juicio, la planificación y la resolución de problemas. La “caja lógica” de tu cabeza, por ponerle un nombre facilón.
Es una caja muy corporativa y eficiente, pero poco amable.
Y aunque eso no te hace demasiado amable, sino más bien distante, cuando escribes tus objetivos también estás estimulando el sistema de activación reticular, que es una especie de red dentro de tu cabeza que conecta todo por dentro y esa red es una conexión que se desarrolla más y mejor mientras más escribes tus objetivos y te hace aumentar tu capacidad para prestar atención a lo que te interesa, te individualiza y te hace más “tú”.
No se si ya vas pillando la cosa.
No estás solo, la verdad está ahí afuera
¿Conoces la serie “Expediente X” (1993) ? Habían dos protagonistas y una era la agente especial Dana Scully, que era el personaje racional de la historia. Pero también estaba Fox Mulder, el loco, para poder equilibrar tanta razón.
Lo importante para ti, y el motivo por la que la serie funcionó tan bien en audiencia, es que ambos personajes existen dentro de tu cerebro, donde conviven juntos pero no revueltos.
Reconocer esas dos partes es importante y, a lo que vamos, es que esa otra parte de ti, “ese Fox Mulder que llevas en el interior” te sirve para hacer que tus objetivos sean más “humanos” y “más aceptables para todos” y para ello el proceso es muy simple: necesitas encontrar la razón –de argumento, de causa–, el motivo por el que quieres conseguir eso.
Cuando llenas a tus objetivos con tus motivos, se activan las áreas del cerebro asociadas con la experiencia que quieres vivir y lograr, y tu cerebro reacciona como si estuvieras experimentando la historia de primera mano, reacciona como si fuera de verdad.
Tu cerebro se la cree totalmente y, lo más importante, tus motivos para lograr algo son lo único que puede hacer que la actividad cerebral de los demás se sincronice con la tuya y te apoyen.
Es bueno ser bueno
Fíjate algo entonces, para ir cerrando la cosa. Una persona es capaz de ayudarte mientras perciba que es por una gran causa que no solo te afecta a ti, sino a más gente. Por eso la frase “es bueno ser bueno” tiene todo el sentido desde el punto de vista de lograr tus propios objetivos porque todos nos sentimos mejor si sabemos que no estamos satisfaciendo tus necesidades egocéntricas.
Vaya, esto está tomando un puntito religioso importante y esa no es la idea.
Me explicaré mejor. La capacidad de lograr cosas que incluyan a otros es a lo que puedes llamar “calor humano”, que es como se puede entender eso de “ser bueno es bueno”, y es una ventaja evolutiva de los homo sapiens.
No podríamos haber superado las frías glaciaciones sin ayudarnos unos a otros y, aunque es real que dentro te cada uno de nosotros hay una parte que es más fría y calculadora –nuestra Scully interior–, las cosas realmente funcionan cuando logras activar esta otra parte de tu cabeza y respondes a la otra llamada que es la del apoyo altruista y gratificante de quienes te acompañan en el camino.
La conciencia existe, es un hecho, aunque no podamos mostrarla todavía a través de en un escáner magnético. Sin embargo, el “juntos es mejor” es un descubrimiento que hicimos hace más de 200 mil años que nos ha servido de mucho, solo tienes que observar donde vamos ya.
Y si nos ponemos chulos –como buenos homo sapiens–, no necesitamos ver tu cerebro en la pantalla digital de un escáner para entender que “juntos es mejor” lo hará más fácil para ti.
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