Resumen
La idea de la que voy a hablarte en este email puede parecerte sorprendente y hasta reveladora. Se trata de nuestro segundo email, de una serie de 5, dedicados a “cómo escribir tus objetivos” en general. Y la razón por la que trato específicamente esta idea es porque, muchas veces, la limitación a la hora de escribir un objetivo sobre tus relaciones estriba en que desconoces la energética que hay detrás de ellos.
Así que, para empezar, y a los efectos de este email, definiremos una relación como la conexión que se establece entre dos personas, en las que ambas ganan algo, energéticamente hablando. Es, también, la base a partir de la cual se construye todo lo demás. Es decir, tiene que existir esa conexión para que aparezca el enamoramiento, la atracción, el rechazo, la amistad o lo que quiera que se exprese a partir de ella. Y es a esa expresión de pensamientos, sensaciones, sentimientos y emociones que son posteriores, a lo que llamamos relación.
Así que, sea lo que sea lo que tú ves o deseas, un objetivo que tiene que ver con las relaciones tiene la intención de mejorar esa conexión, que ya está establecida previamente. Y con mejorarla quiero decir que esta puede avanzar, y pasar a otra cosa mejor para los dos implicados. Eso significa que, en cada caso, pasará lo que corresponda. Separarse, o unirse. Estar mejor, o no verse más.
Las relaciones se definen por contrato
Todas las relaciones que has tenido, tienes o tendrás, están determinadas por contrato. Eso significa que se establecen como parte necesaria de tu experiencia dentro de este planeta, tomando en cuenta que eres una entidad espiritual que viene a vivir aquí.
Esa afirmación suele estresar a mucha gente, cuando la conocen. Y les sucede porque su estructura mental, de católicos culturales, les hace suponer que lo que sienten por alguien está determinado de antemano. Pero eso no es lo que quiere decir el párrafo anterior. Lo que dice es que es la conexión que se establece, entre otra persona y tú, la que está determinada por contrato.
Pero lo que pase, a partir de que la conexión se establezca, no está definida por nada más que por el libre albedrío de los dos involucrados. Es decir, se puede establecer una conexión, y convertirse en amor. O establecerse una entre dos personas, que terminan siendo socios en un gran negocio. Insisto, por si no lo dejo claro, que la conexión entre dos personas puede que se convierta en odio, rechazo, amistad, simpatía o en pasión desenfrenada. Y eso no está, repito, no está definido por la conexión, sino por las decisiones que los involucrados tomen después.
La conexión entre dos personas se establece una conexión energética que no controlan. Pero lo que surge de allí depende de las decisiones que los involucrados toman.
Las relaciones, campo infinito de manipulaciones
Pero la cosa tiene su arte. Verás, sucede que el hecho de que la “conexión” deje el resultado final al libre albedrío de cada uno de los involucrados, es una maravilla a la vez que un problema. Porque eso deja mucho espacio para que terceras personas actúen y, créeme, lo hacen siempre.
Si algo está claro es que, los 5 mil años de cultura humana conocida, han dejado patente cuán importantes son las relaciones para el desarrollo, evolución y supervivencia de la especie.
Por eso es por lo que la solución cultural de emparejar, y ayudar a las personas a relacionarse, es una función que se ha asumido socialmente. Es decir, la gente que te quiere, y está cerca de ti, siempre tendrá una opinión que te orienta hacia lo aceptable, en lo tocante a las relaciones.
Y eso es lo normal. Cada cultura establece, siempre y por costumbre, los valores de relaciones válidos para todos los que participan de ella, con el fin de armonizar y asegurar el desarrollo de ésta. Pero debes tener claro que, eso que para el grupo es muy útil y necesario, nada tiene que ver con que las conexiones se establecen energéticamente, y de forma independiente. Por eso es por lo que éstas se desarrollan, la mayoría de las veces, trascendiendo esas normas que establece el grupo.
Las relaciones, generadoras de confusión
Por otro lado, existe el aspecto personal. Dado el libre albedrío implícito en la conexión, empieza la confusión. Esto sucede porque tienes que tomar una decisión sobre hacia dónde puede ir, o no ir, la relación. Esa confusión no tiene cabida dentro del grupo, porque siempre es canalizada a partir de las costumbres. Pero cuando no sigues ese camino, aparece la confusión.
Y no digo que necesites la opinión de los demás para decidir. Digo que cuando desechas lo establecido, entonces te adentras hacia algo no conocido, lo que te causará confusión. Y para que ésta no aparezca, debes evitar el caer en la trampa de dar por sentado que todo está decidido. Y eso lo lograrás cuando aceptes que una relación parte de una conexión energética, que se establece en el momento previsto, y por contrato. Pero el resto no.
Es importante que entiendas que la conexión es solo el comienzo. Y eso solo significa que entras en la etapa en la que hay que tomar decisiones.
Y si lees bien la frase, “una relación es la conexión que se establece entre dos personas, en las que ambos ganan algo, energéticamente hablando”, entonces podrás entender mejor por dónde pueden ir las cosas.
Sin una relación no pasa nada
La vida está llena de ejemplos que pueden ayudarte a pensar en lo que te estoy diciendo. Fíjate bien en la idea principal. Todo comienza con una conexión, y lo que viene después, es tu responsabilidad. Por ejemplo, la conexión que se ha establecido entre dos personas, en un momento dado, es lo que ha dado forma a los proyectos más hermosos y potentes de la historia.
Fíjate bien. He dicho la conexión, no la relación. Lo que haya pasado, después de que se estableciera la conexión, fue cosa de los que la vivieron. No hay, en ningún caso, ningún avance que se haya hecho en este mundo, en el que no intervinieran dos personas. Otra cosa es que, por esa falta de elegancia que hemos tenido hasta el presente, eso no se reconozca, y uno quiera sacar ventaja sobre el otro.
Pero, aun así, todos los días hay nuevas conexiones que se establecen, y hay personas que terminan haciendo un gran trabajo juntos. Otras logran, con ello, crear una familia, proyectos, ideas o invenciones y revoluciones. Y todas parten del mismo tipo de conexión que se establece para todos. Ninguna de ellas tiene el control sobre dónde y cuándo comenzó la relación, pero sí sobre lo que determina en dónde acabaron, acaban o acabarán. Y lo tienen a través de las decisiones que se tomaron, toman o tomarán en el camino.
Tus objetivos de relación están, forzosamente, asociados a la dirección que decides debe tomar esa conexión. Pero lee bien. Lo que decidas tú. No incluyas al otro, porque la otra persona también tiene su libre albedrío, y bien harás de no invadir su espacio, o los retornos negativos serán brutales.
Cómo escribir un objetivo
Los 5 emails de esta serie:
Por lo que comentas yo puedo escribir como objetivo hacia donde quiero YO que vaya la relación, pero se dará así?.La otra persona no sabe nada de objetivos ni energética pero normalmente querrá llevar la relación de otra manera en algunos puntos
Al escribir un objetivo sobre la relación con mi pareja solo pido lo que yo deseo sin nombrar al otro ni lo que quisiera que el hiciera?
Lo que si puedo hacer es hablar con él para ver si estamos los dos de acuerdo en lo que queremos y si es así poder ayudarnos mutuamente?