Resumen
Este es un email fácil y práctico, en el que vamos a establecer la relación entre la Riqueza y tu economía, describiendo las cualidades energéticas del espacio, que es la economía, y las de la energía, que es la Riqueza.
¿Te acuerdas de la idea de Riqueza que aparece en el email #71? Se termina diciendo que, “podías imaginar como la nueva materia entra en tu vida llena de Riqueza, cambiando, creando, y transformando todo, positivamente”.
Para poder entender y lograr lo que dice esa frase, tenemos que ir avanzando. Y para poder hacerlo, tendrías que crear una imagen que es importantísima, y que es la que le da sentido a esta forma de ver las cosas. Para ello, necesitas recordar el ejemplo del zumo de sandía del email #70.
Digamos entonces que puedes imaginar que tu economía es como una jarra, y la Riqueza como el zumo que la llena.
La naturaleza de las cosas
Energéticamente hablando, la energía que se convierte en materia tiene una naturaleza. Eso significa que ella misma determina y armoniza su propia manera de actuar y es, además, lo que determina su evolución independiente de las otras cosas. Tu cuerpo, por ejemplo, tiene su naturaleza. Y el dinero, la Riqueza y la economía, también tienen, cada una, la suya.
Fíjate, ahora te explico lo que quiero decir. Seguro que has escuchado esa expresión “el dinero se me va”, o, “el dinero entra y sale”. Eso es así de literal, porque la naturaleza del dinero –hablamos de billetes y monedas– es la de “llenar”. Imagino que eso suena raro, pero es importante que sepas que parte de aprender sobre todo esto de la energética, es entender que “la energía” que está ahí afuera, no es “toda la misma”, y que por eso cuando entra en 3D, da como resultado cosas diferentes.
Una vez más recurriré al zumo de sandía. La naturaleza del dinero es como la del zumo de sandía. Y si quieres prepararte un buen zumo para beber, necesitarás dónde meterlo. Una jarra. Si no tienes una jarra, o un buen vaso, entonces pasará lo que pasa con el dinero. Sin un contenedor, “el zumo se me va”, o, “el zumo entra y sale”.
Es una idea sencilla.
Por eso necesitas incluir, cuando hablas de dinero, a tu economía. Porque tu economía es el contenedor del dinero que puedas ganar. Claro que está bien si insistes en “trabajarte” el dinero, el “ganar más”, o el “aumentar tus ingresos” a través de tus objetivos. Pero entiende que necesitas, a la vez, trabajar tu economía, y para ello debes ser lo más congruente posible.
La congruencia de la imagen
Para ser congruente, tienes que aceptar que no puedes meter en la jarra más zumo de lo que cabe en ella. Tampoco puedes meter más dinero en tu economía que lo que le cabe. Y puede que creas, inocentemente, que puedes ganar todo el dinero que quieras, pero eso es solo en teoría. En la realidad, si logras un aumento de tus ingresos o ganancias, lo que sucede es que aumentan, también, los gastos.
Puede que tengas una empresa que facture millones al año. Pero esa no es la cuestión. Lo importante es, al final, cuánto de eso te queda realmente a ti. En lo que debes fijarte, entonces, es si después de ese año de facturación tienes una casa tuya, en propiedad, y sin hipoteca.
Y después de un año de trabajo duro, aparentemente exitoso, lo deseable es que puedas tener ahorros. Algo que te permita vivir de 3 a 6 meses sin trabajar. Si no está pasando, quizás el problema es que “tu jarra”, que es tu economía, es pequeña.
Si tu empresa, o tu actividad económica, no es capaz de pagar los salarios y cotizaciones de los empleados por 6 meses seguidos, sin facturar nada, y sin tener que echarles, entonces tu economía es pequeña. Puede que esto te sorprenda, pero es así como mides si tu economía es grande o no, y si te puedes permitir crecer o no.
El resto es perder el tiempo y engañarte.
Centra tu trabajo en tu economía
Y no te equivoques. No quiere decir que “tengas” que mantener tu plantilla 6 meses, sin facturar nada. Eso sería ridículo. Si eso sucede, antes simplemente cierras, y a otra cosa. Pero debes saber dos cosas. La primera es que, aunque no lo hicieras, debes poder hacerlo. Es decir, tu economía debería poder permitírtelo, aunque no lo hagas nunca.
La segunda es que, cuando tienes una economía grande, no cierras nunca. No puedes. Una economía grande atrae más dinero, ella sola. Te llega, no puedes evitarlo, y no tienes que ir a por ello.
Si tienes que luchar por ganar dinero, entonces tu economía es pequeña.
Desde luego, si eres empleado o funcionario, me dirás que eso no se aplica a ti. Te voy a contar algo que igual no te gusta, si es tu caso. Si tienes problemas con tu jefe, con tus colegas, con tus superiores, o con la gente con la que trabajas, si tienes disgustos en el trabajo o en la oficina, o simplemente entras y sales, porque no te hablas con nadie, entonces lo que te sucede es que tu economía es pequeña.
Por eso sufres en el trabajo que haces. Cuando todo es una lucha para ti, en el trabajo y en la oficina, significa que tu economía es pequeña. Implica que no hay suficiente “jarra”, y que tienes que hacer muchos esfuerzos por meter el dinero que te ganas en la que tienes. Y luego se va.
Lo que tienes que hacer, en cualquier caso, es centrar tu trabajo energético en hacer crecer tu economía. Punto. No le des más vueltas.
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