Resumen
Aquí tienes una idea que te resultará aclaradora y tranquilizadora.
Si aceptas que tu espiritualidad no reside en las 4 paredes en las que rezas, o en el salón del seminario en el que tuviste una experiencia interior significativa, entonces empezarás a caer en la cuenta de que te enfrentas a una gran disyuntiva. El dilema de aceptar que la espiritualidad es tuya y que, por lo tanto, vive contigo, viaja contigo y puede darte lo que necesitas, cuando lo necesites.
En el anterior email, el #136, te decía que desde hace unos 2200 años la mente humana ha asociado el desarrollo de la espiritualidad con un espacio. Es por eso por lo que construimos templos, sinagogas, iglesias o mezquitas. Más recientemente, y en reacción a la rigidez de las religiones, cambiamos esos espacios por otros más modernos, como una sala o un local comercial, en el que vamos a hacer un curso de crecimiento personal, de yoga o de cualquier otra técnica.
En este email, que es un poco la continuación del anterior, trataré de mostrarte de qué forma es que se ha ido estableciendo la tendencia en tu mente de separar tu necesidad espiritual de un espacio físico. Parece más complicado de lo que realmente es, así que vamos a verlo.
2ª edición del curso SE
Espiritualidad sin espacio
Esa nueva estructura mental, que necesita expresarse dentro de tu vida, incluye lo que llamo una espiritualidad expandida, es decir, una espiritualidad que vaya más allá del espacio. Y aquí está la dificultad, porque dependiendo de cómo se estructura tu mente, esto lo entenderás de una manera o de otra.
Vamos a ver unos ejemplos, para explicarlo de manera que pueda mostrarte mejor lo que digo. Imagina que decides hacer yoga. ¿Dónde crees que está lo espiritual en ello? ¿está en que te sientes mejor después de una sesión? ¿o está en el lugar tan bonito que es el local en el que lo haces? Y ahora quiero que pienses en algo más comprometido como, por ejemplo, imaginar que fueras tú la persona que imparte la sesión de yoga. ¿Cómo podrías ayudar a tus alumnos? ¿Te centrarías en la parte mecánica y física de las posturas? ¿Te centrarías en la parte anímica del resultado? ¿Te centrarías en lo espiritual?
Lo que haré ahora es darte unas ideas muy grandes, para que veas que las respuestas a todas esas preguntas ya las conoces. Fíjate bien. Si los resultados de hacer yoga dependieran del lugar, se podría asumir que todos los que hacen yoga en el Himalaya están iluminados, y ese no es el caso. También se podría razonar de forma más justa que, si dependiera del espacio, se podría convertir tu local en un lugar espiritual tan potente que, dentro de él, cada persona terminaría inevitablemente por conectar con lo espiritual. Y si éste fuera el caso, ¿no estaríamos hablando de convertir tu local en una catedral gótica? ¿acaso eso no lo hemos hecho ya?
Cómo enfrentar todo esto
Seguiré con el ejemplo del yoga para completar la idea. Pero tengo que advertirte que a partir de aquí hablo de mi experiencia, y por tanto son mis opiniones las que hablan. Dicho lo cual creo que puedes tener claro que existen parámetros objetivos para hacer yoga. Pero hacer perfectamente bien un asana no te convierte, automáticamente, en una persona espiritual.
Yo he visto personas con gran formación, muchos diplomas y una gran cantidad de viajes a la India o a Bali, y no puedo decir que sean más espirituales que otros que no tienen eso. Son grandes profesionales del yoga, eso sí. Pero la espiritualidad es otra cosa. Y es que todo esto que hacemos, como yoga, meditación u otras prácticas llamadas “espirituales” tienen dos dimensiones.
Una de ellas es la social. Tiene que ver con el grupo con el que estás, con el reconocimiento, con la buena práctica y con el compartir valores. Es algo más colectivo, muy reglamentado y que es lo que hace que seas un buen profesional, o uno extraordinario. Pero eso no lo estableces tú, sino las personas con las que convives. Si eres un buen profesional o no, lo tendrán que decir tus clientes y alumnos, tus profesores, tus vecinos o tus amigos.
Y luego está lo espiritual
Pero hay una segunda dimensión, que es la que valoramos muy mal casi todos. Es la interna, la tuya y la que te es propia. Tiene que ver con el cómo digieres y cambias tú por dentro, cuando haces yoga o cualquier otra practica asociada a la espiritualidad. Y supongo que esto te parece lógico, pero necesitarás una manera de valorar esta dimensión en ti, y en otros. Puede que esta idea de “valorar” la espiritualidad te parezca pretenciosa, pero no lo es. Es subjetiva, pero no pretenciosa.
Verás, mi abuelo me enseñó una frase que me ha ayudado a evitar muchas malas decisiones, porque a veces las cosas no son lo que te venden. Cuando era más joven me parecía una frase un poco simplista, pero que con el tiempo se ha convertido en una verdad tan grande y sólida como un muro de piedra. “No se puede hablar de espiritualidad con alguien que no cree en Dios”.
Radical, ¿no te parece? Mi abuelo era gallego, católico y espiritista practicante, para que te ubiques. Pero estoy contigo en que es necesario que actualicemos esa frase. “No se puede hablar de espiritualidad con alguien que no cree que haya Orden del otro lado”. No te explicaré por qué cambio la palabra “Dios” por “Orden”, porque no es el tema de este email. Tómatela simplemente como una forma subjetiva y personal de valorar la dimensión espiritual de las cosas.
Experiencia personal con tu espiritualidad
Y para explicarte cómo la utilizo, mira esta idea. Puedes ser un gran profesional practicante de una técnica, pero no creer que el otro lado exista y que está Ordenado. Y puede que eso sea así porque sientes enfado hacia la vida, por razones que crees que justifican tu creencia. Puedes sentir rabia o rechazo hacia la religión organizada, porque igual una persona te engañó o te hizo daño. O peor, se lo ha hecho a alguien que te importaba.
Todas estas son circunstancias que entiendo, pero que te impiden entender que el otro lado existe y está Ordenado y que, sobre todo, también impiden que tu propia espiritualidad se desarrolle porque piensas que “la espiritualidad está fuera”. Te preguntas, en todo caso, dónde estaba cuando alguien violó, mató o engañó. O dónde cuando eres consciente de las duras circunstancias que les toca vivir a algunos desde que nacen.
Pero eso no es espiritualidad. Eso es rabia. Y cuando la eliminas aparecerá el miedo que causó la rabia. Y cuando elimines el miedo, veras el inmenso dolor que causó el miedo. Y cuando elimines el dolor, verás el amor que hay detrás de todas estas cosas. Y entenderás que “no se puede hablar de espiritualidad con alguien que no cree que haya Orden del otro lado”, porque su dolor, su miedo y su rabia le tienen secuestrado.
La espiritualidad es una necesidad
Claro que también puedo decirte y jurarte que hay personas que creen, a pie juntillas, que el otro lado existe y está Ordenado, y aun así no saber nada de yoga, ni de meditación ni de nada de esas cosas. Normalmente estas personas se han sobrepuesto a una situación extrema y dura que les cambió la vida a positivo, porque tuvieron algún tipo de experiencia directa con ese Orden invisible que tiene la vida porque lo desearon, lo buscaron y lo encontraron dentro de sí mismas.
Pero tienes que saber que una experiencia directa con el Orden invisible de la vida no requiere que pases por una situación dura y complicada. En realidad, solo depende de que entiendas que tu espiritualidad está contigo, siempre. Solo tienes que aceptar que una experiencia personal con ese Orden invisible de las cosas te cambia la vida. Cambia tu percepción de las cosas.
Y tienes que saber que eso puede suceder en una clase de yoga, o tomándote una Coca-Cola, o en medio de una gran guerra, o incluso durante una operación quirúrgica. Hay muchísima evidencia de que eso es posible, y de que algunos de los cambios más importantes que han sufrido muchas personas han sucedido a partir de allí.
El día a día y los problemas
Así que, personalmente, no voy a un acupuntor para que equilibre mi energía, sino para resolver cosas que aumenten mi espiritualidad, aunque él o ella me diga que tengo un meridiano desequilibrado o que tengo un exceso de yin o de yang. Yo asumo que esa es su preparación y que sabe lo que hace. Pero en mi mente, en mi alma y en mi cuerpo lo que busco es una experiencia personal con ese Orden invisible. Mi acupuntor pincha lo que le dé la gana y yo obtengo una experiencia espiritual, porque eso depende de mí y no del profesional, que está para otra cosa.
Un fisioterapeuta me dice que tengo un esguince y yo lo respeto. Esa es su valoración y desde su punto de vista es perfecta, pero yo solo quiero una experiencia espiritual. Sea como sea, y sea lo que sea que me sucede, tomo todo como si fuera la vía para resolver mi espiritualidad. Siempre me tomo todo como si el profesional de turno, al trabajar, se hace cargo del problema y yo puedo centrarme en lo que necesito espiritualmente hablando.
Y volviendo a ti y para terminar de redondear la idea, puedo decirte que el terapeuta o el profesional de turno cubren la primera dimensión de la práctica, es decir, todo lo que socialmente se necesita. Pero la parte interna, lo que te da respuestas y lo que te va a tranquilizar, está en que tú desarrolles la capacidad de asumir tu espiritualidad como propia y que nada tiene que ver con el espacio que ocupas.
Cuando no lo haces así te “desconectas”. Y puede, además, que te desconectes de tu espiritualidad con tanta facilidad que te dé la impresión de que no la tienes o no es tuya. Solo recupérala, como si estuviera guardada en tu desván interior.
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Me viene a la cabeza una frase que me dijo un terapeuta y que se me quedó grabada : si la gente supiera como funcionan las leyes universales ,no haría falta policía
No se si viene al caso por lo de que has dicho de que existe un Orden.
En situaciónes que me ha tocado vivir ,en mi interior siempre lo he sabido , aunque mi cabeza me decía otra cosa ,en el fondo confiaba en que todo se resolvería de la mejor manera por complicado,raro o injusto que me pareciera
Muchas gracias