Resumen
“Lo que deseas produce un efecto en ti” es una idea muy sencilla y clara, que exploraremos en varios correos. Aunque a veces pueda parecerte que por desear algo no pasa nada, resulta que sí que pasa. Tu inconsciente reacciona de inmediato a esa información, comenzando el proceso de adaptación que necesitas para obtener eso que has deseado.
Así que no solo es que hay una energética del deseo convertido en objetivo, sino que hay una química involucrada en ello, que normalmente es estudiada por los especialistas bajo el título “proceso de toma de decisiones”.
Nosotros no iremos por ese camino, que dejaremos a los que saben de eso. Tú y yo vamos a explorar otro aspecto de ese proceso de desear algo. Y es que tus pensamientos, tus sentimientos, tus emociones y tus sensaciones están asociadas a las cosas que deseas, aunque habitualmente todo ello se pasa sin que te des cuenta, inconscientemente.
Todo pasa, sin tu control
Fíjate en algo, para empezar. Normalmente asumimos a nuestros pensamientos, a nuestras sensaciones, y a nuestros sentimientos y emociones como algo que “tenemos”. Parece, algunas veces, que aparecen sin más porque no tenemos información sobre su origen o su naturaleza.
Y si lo piensas bien, incluso parece que se movieran en una sola dirección. Desde ellos hacia nosotros. Son ellos los que vienen, los que aparecen y los que nos obligan a identificarles, a saber el por qué están allí y lo que significan.
Me explico mejor. Imagina que vas por la calle, y que caminas en medio de la gente. Puedes ver la acera, los semáforos, y las tiendas. Todo está allí, pero de pronto te das cuenta de que estás pensando en tu hermano enfermo, por ejemplo. O en la factura que tienes que pagar. Así que, para justificar que estabas pensando en ello, razonas que es que “sientes preocupación”, que eso “es normal”.
Reacción a lo que realmente quieres
Y lo es. Es normal. Eso no lo discutiremos. Pero admitirás conmigo que esos pensamientos aparecen, sin más, en tu cabeza. No me importa mucho la razón ahora mismo, sino que tú no le has pedido a tu cabeza que lo haga. Ella lo hace solita, por su cuenta.
El proceso, para que me entiendas, es que tú deseas que tu hermano mejore. También quieres pagar esa factura. Ambos son deseos legítimos, que aun no son objetivos porque no los has escrito, pero están ahí. Y si te preguntara justo en ese momento, me dirías que eso es lo que quieres. Quieres a tu hermano sano y quieres a tus facturas pagadas.
Si me has seguido hasta aquí, podemos cerrar la idea. Tu inconsciente, lo sepas tú o no, no espera a que tú le pidas algo conscientemente. Si él considera que la cosa es importante para ti, la asumirá como “tu objetivo”. Es más, te diré que puede que tengas 1.500 objetivos escritos, pero si lo que te importa es algo que no está en esa larga lista, entonces lo que tengas escrito es irrelevante.
Un tipo azul, con 4 brazos
Cambiemos de tercio, para redondear la idea. Ahora imagina, por un momento, a un dios hindú. Azul, grande, y con 4 brazos. Imagina que se mueve, y que camina por un jardín enorme. Quiere comerse una fruta que está en un árbol cercano. Pero no está en una rama baja, sino que está en alto, protegida por ramas y hojas. El dios es alto, así que puede arreglárselas sin subir al árbol, y utiliza 3 de sus brazos para separar ramas y hojas. Y, con el que le queda libre, coge la fruta.
Igual que tú tienes dos brazos que te sirven para hacer cosas, ese dios tiene los suyos. Igual que para ti tus brazos son como tus herramientas, para él los suyos también lo son. De hecho, ese es el simbolismo de los brazos en ese tipo de arte oriental. Los brazos son herramientas para conseguir cosas.
E igual que tú utilizas los brazos sin más, y no te fijas que los tienes a menos que tengas agujetas, ese dios también utiliza los suyos. Ahora para que avances, y terminemos con la idea al completo en tu mente, imagina al dios azul con 4 brazos al lado tuyo. En tu cabeza ambos, tú y él, tienen la misma altura.
Lo que deseas produce un efecto en ti
Ahora tienes una idea de cómo es tu inconsciente. En este caso, azul y con 4 brazos. Y lo que me importa de la imagen es que entiendas que esos 4 brazos representan a tus pensamientos, a tus sentimientos, y a tus emociones y sensaciones.
En lo que quiero que te fijes, para aclararte por donde vamos, es en que puede que en algún momento asumas una actitud pasiva con respecto a emociones, sentimientos, pensamientos y sensaciones. Y la idea que quiero que explores es la de que son como 4 brazos. Capaces de darte información sobre las cosas que quieres, sobre tus deseos y tus objetivos.