Resumen
La última idea de esta serie, sobre objetivos y espíritu, es sorprendente y puede que novedosa para ti. La Tierra también tiene Espíritu. No has leído mal. Al igual que tú tienes un Espíritu que desciende, los grandes objetos del universo también tienen uno o varios, que han descendido y los han creado.
Insisto, para que no quede duda del tema de este email. El planeta en el que vivimos, al igual que todos, tiene un Espíritu que ha descendido y tomado un cuerpo, siguiendo su propio proceso de Realización, que es equivalente al de un ser humano. En otras palabras, el planeta Tierra es el cuerpo físico de un Espíritu enorme que ha descendido, como tú y como yo.
No vamos a centrar este email en conocer ese proceso, sino en entender que, al bajar, el espíritu de la Tierra también creó grandes espacios energéticos, de los que te puedes nutrir.
Grandes espacios energéticos
A diferencia de los tuyos, que fueron creados por tu Espíritu al Realizarse en la materia y obtener un cuerpo, los de la Tierra son enormes, inmensos. A tal punto son grandes que podríamos caber todos, los 7.900 millones que vivimos aquí y ahora, y aun así no menguaríamos su energía ni un poco.
Esos espacios son equivalentes a algunos parajes del planeta, lugares que suelen estar aislados y que son enormemente singulares, y en los que puedes lograr, según la ocasión, tu estado mental y tu disposición, una buena conexión con su energía.
Lo único que debes tener en cuenta es que no se trata de una lista, fija e inmutable, de lugares a los que ir y a los que visitar. Eso sería simple turismo espiritual. De eso ya tienes en Internet. Allí encontrarás a todo el mundo visitando el mismo lugar sagrado, al mismo tiempo, y sin el menor respeto por el lugar, o el momento en el que están allí.
El momento lo es todo
Aun así es fácil aprender a conectar con esos lugares, si tienes en cuenta un par de cosas. La primera es tu intención. No existe posibilidad alguna de conectar con este tipo de gran energía para manipularla, eso sería como pensar que una cucaracha tiene alguna opción de salir viva de un baile de gallinas. Siendo esas energías, las gallinas.
Lo segundo es que, es poco probable que esas energías se muestren o te dejen conectar con ellas si hay una gran cantidad de personas que estén en ese momento en el lugar. Eso no quiere decir que un paraje te muestre lo que hay solo cuando estás allí, en soledad. Lo que significa es que el ruido mental de un grupo, que no esté por la labor, generará mucho estrés en el sistema, de manera que no habrá forma de establecer una conexión fiable.
Se puede ir en grupo, pero la sincronía de intenciones debe ser alta. Es decir, todo el que esté en ese momento en el paraje elegido, tendrá que saber por qué está allí, y lo que desea lograr. El ejercicio requiere, como ves, de mucha transparencia. Es importante que el grupo hable clara y sinceramente de que lo que quieren es conectar con el espacio energético del lugar, y nada más.
Muchos lugares, pocos resultados
Lograr, pues, este tipo de conexión es un arte. Puede hacerse en cualquier paraje, dado que todos son parte de la Tierra. A la vez requiere de estar mentalmente presente, y solo allí. Sin pensar que el paraje es el mejor, o el peor. O que estés en otra cosa, como con hambre, o con cansancio. O con preocupaciones, por situaciones que estés viviendo.
Voy a afinarte más esta idea. No se trata de visitar muchos lugares, porque eso te dará menos resultados que, al contrario, visitar pocos con la actitud necesaria en el lugar en el que estés. En general, además, serán parajes naturales, en los que no haya pueblos, o ciudades cerca o in situ. Salvo, claro está, de que hablemos de pueblos localizados en cordilleras, y a mucha altitud.
Algunos ríos son muy potentes para estas cosas, sobre todo, los más grandes. Hay, además, mucho más potencial cuanta menos gente viva a su alrededor. Y, sobre todo, será potentísimo más cerca de su lugar de nacimiento, cuando ya tiene un buen caudal. Pero el criterio a cerca de la muchedumbre es el mismo. Siempre será mejor mientras menos gente viviendo, o visitando, coincida contigo en ese lugar y en ese momento.
Preparar tu visita es la clave
Ya ves, son referencias bastante generales, así que cualquier lugar que cumpla con ellas, será suficiente para hacer tu conexión. Pero fíjate en algo. Tu conexión dependerá de tu preparación. Imagina, para que me entiendas, que quieres visitar el Kilimanjaro. Pagas todo, y te vas al lugar, para subir los 5 mil metros que tiene la montañita esta.
Pero resulta que, subiendo y antes de llegar a los 3 mil, empiezan el cansancio, las agujetas y, un poco más tarde, el mal de altura. Podríamos llamar eso mala suerte, o podríamos decir, sin conocerte y sin saber nada de ti, que no te preparaste adecuadamente. Mucha gente dice que quiere, pero miden mal el esfuerzo que lleva hacer algo como eso. Claro que el punto positivo es que los tanzanos cobran, llegues o no, a la cima.
Pues esto es lo mismo. No esperes hacer una visita a un paraje, y conectar energéticamente con él, si vas en las peores condiciones mentales, emocionales, sentimentales o físicas. Simplemente no pasará nada más que una visita, turística, a un lugar bonito.
Recomendaciones de preparación
La primera cosa que tienes que hacer es conocer el lugar. Puede que solo sea por Internet, o una red social, a través de fotos que otros publican, y de datos y reseñas de las visitas que han hecho al lugar. Puedes, también, visitar el lugar físicamente, pero sin ninguna otra expectativa, más que conocerlo, y ubicar los detalles que te pueden importar como aparcamiento, rutas, dificultades, comidas o servicios.
Luego, en casa, visualiza el lugar. Como si estuvieras allí. Y utiliza el truco de la humanización, que nunca falla. Imagina, pues, que el paraje es como una persona. Mira a ver qué te dice, qué hace, cómo se relaciona contigo y, si ya logras no estresarte, qué es lo que te dice o qué es lo que te muestra.
Cuando decidas la fecha en que quieres empezar a hacer la conexión, cierras los ojos y le avisas. Ten en cuenta que estos lugares no son amantes de las sorpresas. Sería como llegar a la casa de alguien, sin avisar, y encontrarle en ropa interior y con su amante en brazos. Mal rollo.
De más está decirte que, si no pudieras ir, cierras los ojos y avisas que no vas. Piensa que quieres establecer una relación con el paraje, y por tanto la comunicación natural es primordial.
Luego, en la fecha y hora prevista, preséntate allí y deja que la experiencia te sorprenda.
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