Resumen
Tus deseos puestos por escrito, que son tus objetivos, siempre tienen sentido. Tienen una razón de ser, un propósito y una justificación. No es nuestra intención en este email ir a por esa razón, sino proponerte esa idea para que no caigas en la tentación de pensar que “deseas cosas” porque sí, o porque existe un insano impulso compulsivo dentro de ti.
Lo que deseas aparece como el resultado de tu capacidad de reconocer y de relacionarte con la realidad en la que vives, y es tu manera más personal de responder a ella, cuando la entiendes.
Esta vez vamos a revisar, de forma clara y orientativa, algunas ideas que te ayuden a analizar lo que hay detrás de lo que deseas, y poder ordenarlo de manera que te permita identificar cómo es que las cosas van a cambiar tu vida diaria.
Tu vida diaria
Casi siempre, cuando hablamos de energética, y de la Riqueza como energía, da la sensación de que hablamos de cosas lejanas. Parece que ello estuviera separado de todo lo que hacemos en nuestra vida de todos los días. Por eso quiero empezar, entonces, por aclarar a lo que me refiero cuando hablo de “tu vida diaria”.
En este caso “tu vida diaria” está relacionada, siempre, con los deseos que pones por escrito con la intención de poder apoyarlos con estrategias y técnicas diversas, para que se realicen, se cumplan, se materialicen o se manifiesten. Eso quiere decir que cuando digo “tu vida diaria” me refiero a todo lo que tiene que ver con las actividades, sentimientos, sensaciones, pensamientos y emociones que tienes, pero también al estado o las condiciones a las que tienes que enfrentarte cada día.
“Tu vida diaria” no es una energía. Es el conjunto de todas las cosas, tangibles e intangibles, que te suceden, y que tú experimentas incluso sin darte cuenta.
Es importante que entiendas y que aceptes que cuando empiezas a desear conscientemente, escribiendo lo que quieres lograr, no puedes partir de rechazar “tu vida diaria”, porque lo que vives es tuyo y es lo que tienes, y de lo que partes. Eso que vives, que es cercano y cotidiano para ti, es el resultado que estás teniendo ya, y a partir del cual puedes lograr toda la autenticidad y las maravillas que puedas imaginar.
Tú como individuo
Al aceptar que tu vida es la que es, puedes seguir construyendo perfectamente todo lo que quieras dentro de ella, sin necesidad de destruir nada, o de “salir” de ella rompiendo con todo. En el camino que se abre en tu mente, a partir de esa aceptación, te vas a encontrar con las dos dimensiones básicas que van a determinar el logro de eso que deseas, y que son tus objetivos puestos por escrito.
La primera de esas dimensiones eres tú “como individuo”. Como la persona que necesita cosas para poder vivir. Algunas de ellas son tangibles, como comida, casa, o vestido. Y otras no se ven, como el cariño, el amor, o el placer.
La segunda de esas dimensiones tiene que ver con “el otro”. Esto implica que hay, y siempre habrá, personas en “tu vida diaria” que son importantes. Y aunque son reales, y de “carne y hueso”, de ellas tú solo puedes obtener cosas intangibles, aunque de ellas dependa darte cosas tangibles.
Me explicaré mejor. Hay siempre, en “tu vida diaria”, situaciones en las que están o estarán involucradas otras personas. Y aunque lo que recibas de ellas sean cosas materiales, reales y tangibles, lo que verdaderamente necesitas de ellas, no lo es. Del “otro” solo necesitas cosas como colaboración, lealtad, cariño, apoyo, y amor. Digamos que, por ejemplo, un padre que no pasa la manutención para su hijo, independientemente de lo que diga un juez, es alguien que “no colabora”, que “no expresa su cariño y su amor hacia su hijo” y su “expareja” no tiene nada que ver con ello.
El otro siempre está definido, dentro de tus objetivos, por la relación que tiene contigo. Nunca por lo que te da, o por lo que tú quieres que te dé.
Un mapa de las necesidades
A mí me gusta pensar, cuando pienso en mi dimensión como individuo, que existen cosas de las que es imposible sustraerme. Son las que no pueden faltar en mi vida. También entiendo que, si sucede algo imprevisto que tenga que ver con ellas, siento que pierdo el control. Entonces aparece un impulso irresistible dentro de mí que hace que empiece a hacer, sentir y decir cosas que no puedo evitar, porque cuando una de estas necesidades no está siendo cubierta, siento que mi supervivencia y la de mi familia está en peligro.
Estas son las que a mí me gusta llamar las 6 necesidades básicas de un ser humano, y que son:
Alimentarme. Esta es sencilla de entender, porque es la más básica, y tiene que ver con comer. Con el tiempo he aprendido de mi pareja que más que comer, es nutrirme. Porque si como mal, entonces el hambre no se va, y sigo comiendo. También he aprendido que alimentarme tiene que ver con las ideas. Con las imágenes que meto en mi cabeza.
Reproducirme. Esta necesidad, igual que la otra, se adapta a tu edad y a tu madurez. Si eres joven seguro que te puedes aplicar la frase “por qué lo llamas amor, si lo que quieres decir es sexo”. Pero si tienes hijos descubrirás que esta necesidad va más allá de tenerlos. No solo quieres reproducirte físicamente, sino emocional e intelectualmente y eso es lo que haces con ellos. Aunque no te des cuenta al principio.
Protegerme. Es la necesidad que tiene que ver con proteger a mi cuerpo. Es una necesidad enormemente física y tangible, aunque vestirme es parte de mis soluciones para ella. Y es así porque en los primeros años de existencia se aprende que la primera cosa de la que debes proteger a tu cuerpo es del clima. Haciendo la analogía te diré que, para mí, “vestirse” es la expresión visible de cómo una persona se protege de “los otros”, “de los demás” o “de los que están fuera”.
Pernoctar. Es una necesidad asociada a los cambios, a la noche, y a lo que no se ve. Tener una casa es la expresión cultural de esta necesidad, que está asociada a lo que se piensa de uno mismo, y de cómo una persona concibe su relación con este mundo. En otras palabras, mi casa es la expresión de cómo me relaciono con el mundo.
Defenderme. Esta necesidad es la que me impulsa a pedir ayuda, a buscar amparo. Cuando joven la confundía con justicia, pero son dos cosas diferentes. Es una necesidad muy interesante, energéticamente hablando, porque aparece más nítida cuanto más se desarrolla mi “Yo”. Mientras más sé lo que quiero, y lo que me hace diferente de “los otros”, más consciente soy de que debo proteger eso que soy.
Trascender. Es la necesidad de comprender el porqué de las cosas. Suele ser enormemente reprimida por padres, abuelos y maestros durante los primeros años de vida, cuando empezamos con la letanía esa de “preguntar por qué”. Querer saber es una necesidad, que te permite construir una historia en la cabeza que te ayuda a desarrollar, completar, terminar o cerrar cosas. Es decir, trascender lo que te sucede.
Lo que sí quieres, es mejorar
Como ves, estas necesidades no son solo físicas y tangibles. Todas tienen aspectos que involucran a tus emociones, a tus pensamientos, a tus sensaciones y a tus sentimientos. Puedes decir, sin que te equivoques ni un poquito, que todas ellas tienen sus aspectos fisiológicos, de salud, de seguridad, de pertenencia, de amor, de estima y hasta de autorrealización. También podrías decir que las primeras son más objetivas, y por tanto más básicas, y que las últimas son más subjetivas, y por tanto que involucran cosas más abstractas.
Pero también empecé diciéndote que debías aceptar “tu vida diaria” tal cual es, porque es la tuya. Y esta aceptación no es, en ningún caso, renuncia o abandono de toda esperanza de algo mejor, sino parte de tu estrategia para poder lograr lo que deseas, y que has convertido en objetivo.
Para que puedas ordenar y entender en tu cabeza tu potencial de mejora, deberías saber que hay 4 etapas que se van a cumplir durante el camino que hagas:
La etapa de la existencia. En la que tienes que cubrir tus necesidades básicas, tanto materiales como no materiales. Esto debe incluir lo más “fisiológico” y físico, pero también la parte más social.
La etapa de “no ser tú”. Esta es la etapa que tiene que ver con las cosas que limitan y condicionan tu personalidad y que te son impuestas por cosas fuera de ti, como la economía o la cultura en la que vives. Se trata de identificar lo que no te deja ser tú, y lo que entorpece lo que deseas conseguir, para luego poder resolverlo en tu mente.
La etapa de “apoyo a tu Yo”. Ésta tiene que ver con identificar, nombrar, calificar, ubicar y hasta cuantificar, si es posible, todas las cosas intangibles que necesitas para apoyarte en ellas, como amor, estima, amistad, cultura o desarrollo personal.
La etapa de “consolidación de tu vida tal como la quieres tú”. En esta etapa se realiza la separación de lo que has vivido, y que no te gusta, con lo que ahora vives y que es mejor, porque se acerca más a tu vida ideal. Es la etapa en la que “tu vida diaria” se va reestructurando para darte lo que tú tienes escrito como objetivos.
Ten en cuenta que estas etapas no son definitivas. Tampoco son rígidas y estáticas, sino muy dinámicas. Como son el camino que seguirán tus objetivos para realizarse, aparecerán en todos los ámbitos de tu vida, y en cada uno de ellos, de forma independiente.
No deberás pensar en ellas, tampoco, como etapas de tu vida, porque “tu vida” es el espacio dentro del cual tus objetivos se cumplen, lo que significa que ella sigue sus propios ciclos y patrones. Pero lo hace siempre guiada por tus objetivos, algunos de los cuales tardarán más en manifestarse, y otros menos. Pero todos llegarán.
Mientras todo esto se vaya sucediendo, tú cambiarás. Lo harás y te adaptarás a las cosas nuevas que te estarán sucediendo. Cuando cambies, tus objetivos serán otros, y vuelta a empezar. Suerte en tu camino.
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