Resumen
Gracias por todos esos correos que he recibido desde el jueves pasado, y que me habéis enviado en respuesta al email “Aún así, aquí estás”, que publiqué como celebración del primer año de este boletín.
Me voy a atrever a compartir uno de ellos, que especialmente me motiva a escribir éste, que envío a todas las personas de la “lista de los sábados”. Me lo envió Carmen Eleta, una campeona que ha retomado su decisión de controlar su vida sí o sí. Comienza su mensaje de forma clara y sin titubeos, tal cual es ella.
“La verdad es que hay veces que tengo que hincar codos y leer y releer algunos temas. Pero, al final, lo llego a asimilar.”
Este es un comentario genial. Y no es que sea la única ni la primera persona que me escribe esto. Pero es cierto que eso que dice que le sucede es, justamente, lo que busco lograr con mi trabajo, en ella y en ti. Si te escribiera de cosas que sabes, este boletín no tendría sentido tal cual existe hoy en día. Sería otra cosa, pero no esto que escribo. Así que, para no variar mucho, vamos a seguir en la línea.
En este email, corto y esencial, te hablo de tu “lugar personal”. Es una presentación introductoria a ese espacio dulce, especial, personal y atemporal que existe en tu mente.
Un lugar especial
Si cuando lees este boletín sientes que “no entiendes”, entonces tienes una reacción normal. Es a eso a lo que me refiero cuando digo que lo que busco es que te estrujes la cabeza, y encuentres nuevas maneras de pensar. Y esa es la parte que te toca a ti. Para ayudarte, voy a darte un truco más.
Mientras escribo este corto email, escucho “Coastline”, una canción de un grupo de Brisbane llamado “Hollow Coves”. En la canción, en una línea muy “australiana”, Ryan Henderson y Matt Carins hablan con alguien de un sitio muy especial. “Un lugar soleado” que “se siente como un sueño”.
Para mí la letra es una buena descripción de ese espacio mental en el que puedes entrar cuando cierras los ojos, y ya no estás en el “modo normal”. Ese en el que funciona tu mente normalmente, cuando está llena de estrés, y de cosas por hacer y por cumplir.
Es un espacio que se puede diseñar. Que puedes crear en tu mente. Desde luego que, como en la canción, seguro que hay lugares físicos que conoces y que al visitarlos te producen esto. Pero la idea es que seas capaz de llegar a él sin ningún estímulo externo. Simplemente porque mentalmente decides “estar” allí cuando cierras tus ojos.
Un lugar personal
Es el mismo lugar al que llega Eleta, leyendo y releyendo los temas. Y tú también lo haces, a tu manera. Es un lugar que necesitas identificar. Te vendría bien, además, asegurarte de poder acceder cada vez que lo necesites. Es tu lugar. Solo tuyo. Allí te recargas, te recuperas, te reparas y hasta rejuveneces.
Recuerdo a una alumna, por darte un claro ejemplo, que me decía que “no entiende” una idea hasta que “se conecta”. Pues eso. Eso que esta persona tan “clara” llama conectarse, es lo que la canción describe como “un lugar con el que he soñado, donde puedo liberar mi mente, escuchar los sonidos del momento, y perder todo el sentido del tiempo”.
Puedes imaginar que es un lugar idílico. Puedes incluir dos lunas en el cielo, si quieres. O quizás puede tener un océano profundo e infinito, con ballenas saltando en el horizonte. O no. Igual eres de playas blancas y aguas turquesas, poco profundas y llenas de vida submarina en color.
Puedes imaginar tu casa con vistas. Puede estar a nivel del mar o en lo alto de una montaña, con ventanas enormes sobre ese mundo personal, que te pertenece.
Un lugar atemporal
En ese lugar tuyo no pasa el tiempo, y disfrutas de tu soledad. Ahí dentro todo te viene bien y estás en un estado permanente de agradecimiento, que encuentras tan pronto como llegas. Allí adentro, en tu mente y con los ojos cerrados, puedes dar rienda suelta a tu curiosidad y entender ideas interesantes y positivas que te ayudan a abrir tu mente.
Puedes pasar allí largas temporadas o cortos momentos, porque cuando vuelvas a abrir tus ojos retomarás tu vida real solo unos minutos después de haberlos cerrado. Ese “no tiempo” que pases dentro de tu mundo te darán el “aire” que necesitas para seguir. Te aportará la energía, el empuje, la claridad y la fuerza natural que viene de tu espíritu.
Entrar en ese mundo, con una buena música de fondo, un aceitito en el difusor y una mantita por si tienes frío, hará que todo lo que leas te sea mucho más fácil de digerir y de aplicar, permitiendo a tu mente adaptar la información a tus cosas diarias.
Tu lugar dulce en este planeta no tiene por que ser solo físico. Puede, también, moverse contigo, en tu mente.
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David, GRACIAS A TÍ, SIEMPRE.
Hay un antes y un después, una transformación también en mi vida después de haberte encontrado y conocido en Guardamar. Para mejor.
Sé que debo dar todavía un paso más con mi crecimiento personal y logro de mis objetivos, creo que es el más importante de todos...y no es porque no lo propongas cada dos por tres, es por mi historia personal a cerca del merecimiento. Ahí ando...Pero cada vez mejor!!!!
Eres mi maestro y mi guía. Y sí, es cierto. A veces me cuesta comprender conceptos e ideas que nos enseñas, pero es que me encanta cuando lo consigo!! Consigues que abra mi mente y de repente...¡¡Pum!! Ahi está la apertura y el aprendizaje.
Un abrazo fuerte con todo mi cariño, respeto y admiración.