Resumen
Vamos a hablar de viajes. Te voy a proponer unas ideas que quiero que te tomes de forma reflexiva y con calma. Se trata de mostrarte la necesidad energética de viajar y de cómo, aunque parezca que no, todo el mundo ya ha hecho algún viaje, si lo miramos desde el punto de vista energético.
Se trata de una idea muy sencilla de entender. Nuestro mundo habitual tiene una frontera. Es decir, todo eso que haces en tu vida, que tienes previsto, pensado y algunas veces hasta planificado, es lo que yo llamo “tu mundo habitual”.
Y aquí está la idea principal. Cuando te sales de esa frontera que está marcada por tus hábitos de movimiento, energéticamente ya estás haciendo un viaje.
Y esta es la propuesta para ti. Analiza y entiende por qué debes aprender a involucrar a tu mente y a tu cuerpo en una actividad que deben hacer juntos, y convertirla en una metáfora de lo que quieres lograr. Te propongo, para que seas consciente de ello, el marcar en un mapa las rutas que haces en un año. Encontrarás que haces siempre las mismas, y que no te sales de ellas casi nunca.
El mundo de alguien está lleno de líneas
Esta vez me acompaño de una canción de Novo Amor, que se titula “State lines”. Encontrarás por internet retazos de una entrevista a Anne Ruijter, una marinera voluntaria que nos contó que compartió viaje con Novo Amor durante una expedición a la Antártida y que él cantó esta canción allí.
Cierto es que, solo escuchando la canción, puedes imaginar dos personas separadas a una de la otra y de cómo, para unirse, hay que crear una conexión. Es un viaje. Lo que te propone la letra de “State Lines” no implica solo que haya una frontera, sino que hay un camino que debe ser establecido para que, al seguirlo, ambos puedan encontrarse en algún momento.
Ahora, y ya entrando el en tema, imagina una persona que vive en un lugar y trabaja en otro. Hay una línea establecida entre su lugar de vivienda y su lugar de trabajo que puede ser marcada en un mapa, siguiendo la ruta que hace habitualmente para llegar de un lugar a otro. También está la ruta que hace para ir hasta el hipermercado, a hacer sus compras grandes, pero también la que hace a pie, para ir al súper del barrio, cuando necesita algo puntual.
Imagina dos puntos, unidos por una línea que es la ruta que sigue la persona para ir desde donde está hasta donde quiere llegar.
También existen otras. Está la ruta que hace a pie entre el lugar en el que deja el coche hasta el trabajo. Existen “sus paradas” de guagua habituales. Están las que le llevan a los bares en los que toma café y en los que come. También necesita una para ir a la casa de los parientes, si los tiene. Y la que le lleva al “pueblo”, o a la casa de la playa.
Todos son lugares comunes, parte de ese mapa real del mundo de una persona, que están conectados por esas líneas.
Pero está el mundo y el universo
Pero ya entenderás que, a pesar del tamaño de tu mundo, todo lo demás también existe. Y pongámonos de acuerdo en las palabras una vez más. Toda esa parte del planeta que no forma parte de tu mundo, lo llamaremos el universo.
Sigamos entonces con otro ejercicio de imaginación. Puedes tener claro que un físico que trabaja en el Instituto Astrofísico de Canarias, holandés de pura cepa y residente en Ámsterdam, tiene a Tenerife y a La Palma como parte de su mundo habitual. Imagino que no será para siempre, a menos que se quede a vivir. También está claro que una mujer que tiene negocios dentro del área metropolitana de la ciudad de Madrid, pero que vive en Roma, tiene a la capital del Reino de España “dentro” de su mundo.
En ambos casos, la distancia no importa. Lo que importa es que son lugares que visitan siempre. Sitios en los que pasan tiempo, durante una parte o durante toda su vida.
Pero, por ejemplo, si a la mujer que vive en Roma y que tiene negocios en Madrid le invitan a conocer Toledo, entonces hablamos de “un viaje”, porque Toledo no forma parte de su mundo habitual. No importa la distancia que separa Madrid de Toledo, que es poca, sino que para ella es un lugar no habitual.
Los ejemplos te ayudan a entender la idea.
Pero podemos afinar más aún. Yo digo que hay cosas en tu pueblo, o en la ciudad en la que vives, que no son tu mundo. Lugares en los que, incluso estando cerca, no has estado nunca. Un barrio, una zona, o una calle. Seguro, también, que hay algún pueblo que no conoces y que está cerca de donde vives. No hablamos de lugares lejanos, sino de sitios cercanos pero que no conoces.
Energéticamente hablando visitar un lugar no conocido es un viaje. Puede ser un viaje cerca, por ejemplo, a una zona de la ciudad que no conoces. O puede ser un poco más lejos, a un pueblo vecino en el que nunca has estado. Un viaje, a los efectos de la idea que quiero mostrarte, es cualquier desplazamiento que te lleve a una zona que no conozcas.
Recuerda, no importa la distancia, tu mundo está formado por los lugares por los que pasas o en los que estás regularmente. Lo demás, es universo.
Dos polos, dos razones
Fíjate bien, porque este es un principio energético. Todo desplazamiento que hagas dentro de tu mundo mantiene las cosas tal como están. Todo desplazamiento que haces fuera de tu mundo introduce un cambio dentro de él.
Me explico. Tu vida, tal como es, ocupa el espacio en el mapa ese que te dije que dibujaras al principio, marcando las rutas que habitualmente haces. Esos desplazamientos apoyan, energéticamente hablando, todo lo que tienes y eres hoy.
Pero un desplazamiento fuera de esa área aporta una energía extra que apoya que tu mundo cambie. Esa es una realidad de la que casi nadie es consciente. Es más, mucha gente que hace viajes largos de vacaciones, no se da cuenta de que su vida cambia al tiempo de su regreso. Si tú has hecho un viaje largo alguna vez, ubícalo en el tiempo y haz memoria sobre lo qué sucedió en tu vida en los meses posteriores a terminar el viaje.
Eso sucede porque tu mente crea en tu cabeza una referencia espacial que siempre está asociada a “las razones” por las que estás moviéndote por un lugar. Sencillamente tú dirías “yo hago este camino (espacio) para ir al trabajo (razón)”. O “¿en dónde (espacio) quedamos (razón por la que te vas a ver con alguien)?
Siempre hay una razón asociada a un desplazamiento. Esa razón está apoyada por pensamientos, sentimientos, emociones, y sensaciones que están allí, y que son la manera en que tu cabeza registra las cosas. Lo contrario también es cierto. Por ejemplo, si alguien te lleva a un lugar pero no asocias una buena razón para ir a ese sitio, entonces no recordarás cómo llegar.
Viajar es desplazarse fuera de tu mundo
De todo este cuento nace la necesidad de vacaciones. Necesitas “vacaciones” cuando quieres un cambio, porque sientes que “tu mundo” te atrapa. Claro que a mi no me gusta la palabra “vacaciones” para describir esa necesidad porque esa palabra está asociada a la idea industrialista y lineal de trabajar. Eso en todo caso es viajar, es “hacer un viaje largo” o, como me gusta llamarlo a mi cuando lo asocio a mis objetivos, un Evento.
La primera vez que escuché esta idea del viaje “fuera de tu mundo habitual” para apoyar un cambio en tu vida fue en Caracas y yo acababa de cumplir los 23 años. Un cliente necesitaba una mercancía urgente porque tenía que estar en un lugar específico en una semana. Le pregunté con curiosidad sobre su viaje y respondió que estar en ese lugar, un día específico, le apoyaría en su economía.
La idea me fascinó.
Así que aprendí el método que utilizaba y me puse a estudiar cómo es que esto funcionaba. Años después, ya en canarias y con 40 años, un astrólogo se sorprendía de que pudiera obtener con un péndulo una fecha y un lugar que coincidía con sus propios cálculos astrológicos.
Hoy, con 58, sé que todavía es más sencillo. Solo tienes que escoger un lugar del universo al que puedas ir. No puede ser un lugar de tu mundo, sino uno fuera de él. Eso es todo. Deja entonces que tu mente haga el resto, que ella sabe lo que tiene que hacer.
No es una cuestión de dinero, ni de posibilidades, sino de decisión. Visitar una ciudad que no conoces no tiene por qué salir caro, pero puede añadir mucha energía a producir el cambio que necesitas en tu vida para poder lograr algo.
No te sirve para esto, en ningún caso, hacer el viaje mentalmente. Eso puede servir para otras cosas, pero no para que el viaje sea efectivo en términos de apoyar los objetivos que persigues en tu vida. Además, cualquier persona puede hacerlo, y solo es cuestión de ponerse.
La propuesta para ti
Cuando piensas así, ya no es lo mismo hacer un “viaje de fin de curso” para celebrar el final del ciclo, que hacer un “viaje para dar la bienvenida y tener éxito en el siguiente ciclo de estudios”. No se escribe igual, ni significa lo mismo, porque no producen lo mismo en ti. Nada que ver. Las decisiones que tomas par a ir son, todas, diferentes. Haz la prueba.
Reúnete con 3 o cuatro amigos y les explicas que quieres tener su opinión sobre un viaje. Págate los cafés, la racanería no te apoyará. Cuando estén juntos, pregúntales qué viaje les gustaría hacer una vez que se cerrara un ciclo. Puedes imaginar cualquiera. Fin de carrera, el fin de un curso, el fin de una relación. No importa.
Luego, cuando tengas todo eso, les propones otro viaje. Que te digan a dónde irían para celebrar el comienzo de una carrera, o el comienzo de un curso o el comienzo de una relación. Claro que el ejercicio puedes hacerlo tú, en tu casa. En soledad. Respóndete a esas preguntas y verás que no escogerías, en ningún caso, el mismo lugar para terminar o para comenzar algo.
Una vez lo piensas, te das cuenta de que es lógico. Y desde luego que lo es, porque cada lugar evoca en tu mente una serie entrelazada de sensaciones, de pensamientos, de sentimientos y de emociones únicas. Lo que sientes en Madrid no lo sentirás en París o en Roma. No tiene nada que ver.
Y, por alguna razón, tu mente lo sabe. Aunque aún no hayas estado allí.
Encuentro presencial para “Eventos”
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Ainara es el nombre del centro de Jasmin. Para encontrarlo en Google Maps busca “Jasmin Palenzuela Pérez” y tendrás la ubicación exacta.
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