Resumen
En este email del sábado que ha salido en domingo, vamos a ver juntos una idea que es a la vez expansiva y determinante. Soñar no es el problema, es la solución.
En los últimos meses, luego de los cambios de fase de energía, me he encontrado con un problema persistente entre mis clientes, alumnos y amigos. No ven las salidas. Esta situación se parece a la historia aquella del camello que, no estando atado, no andaba. Más clara y científica, pero menos poética, puede ser decir que “estamos como el perro de Pavlov”.
En canarias tenemos una manera moderna de explicar esto. Te cuento, que seguro que me entiendes. Hemos adaptado un sustantivo para definir la causa de nuestro encerramiento en los últimos dos años. Al innombrable le llamamos “el bicho”. Como buen sustantivo que es, tiene su verbo, que es pronominal: bicharse. Así que permitiéndome un poco de guasa diré que “estamos bichados”.
Estar bichado significa, en este contexto, que estamos “encerrados” por las circunstancias, lo que hace que tu mente “ajuste” a menos sus parámetros, para poder operar de forma sana. No es tanto un encerramiento físico, sino uno mental e ilusorio, y soñar es su remedio.
En qué momento estamos
Empezaré por algo grande, para poder explicar mejor la idea. Si nos atenemos a las lecciones de la historia, podrías decir sin miedo que una crisis es el preludio de una expansión llena de logros. Fíjate en una cosa.
En medio de toda la movida mundial que tenemos, el homo sapiens se prepara para vivir en el espacio. Parece que, a pesar de tantas aparentes diferencias, estamos todos de acuerdo en que toca irnos al espacio. Cada uno tiene sus razones y sus estrategias, eso está claro y no podía ser de otra forma, pero nos vamos todos juntos, “a la de tres”.
Ya imagino que al leer esto pensarás que esto a ti no te afecta mucho, pero igual al final te sirve la idea.
Te recuerdo que la última vez que fuimos a por una “nueva tierra” todo estaba cambiando en este planeta. El siglo XV era ese momento. Pero insisto. No era uno cualquiera, era “el momento” y el cambio fue brutal para todos.
Estábamos en medio de una revoltura total llamada renacimiento, y que bien podría llamarse o tomarse como una reconquista de los valores humanos en general. El resultado es que dejamos atrás a la Edad Media.
Cambiamos nuestra forma de vivir y la etapa medieval se acabó, y lo hizo porque la gente necesitaba más. En Europa de pronto descubrimos que había vida más allá de vivir en el barro y de las paredes de los castillos y salimos de allí. Todo eso estuvo lejos de la perfección, pero fue un salto hacia adelante.
El siguiente salto lo dimos en medio de una expansión sin precedentes de la industria y, una vez más, una recalificación de nuestros valores como seres humanos. Era la época de las revoluciones y del “cortemos sus cabezas”. No pudo haber más revoltura. Pero dimos otro salto hacia adelante y dejamos atrás a la Edad Moderna. No fue cuestión de hacer las cosas perfectas, sino de expandir nuestras mentes.
Siempre el mismo esquema
Y llegamos al presente. Esta carrera espacial, de expansión otra vez, ocurre en medio de otra revoltura. Todo terminará con un nuevo salto hacia adelante y la fundación de una nueva edad. En unas decenas de años habremos dejado atrás a la Edad Contemporánea, tal como dejamos atrás la Moderna, y antes a la Media.
Pero si te fijas, siempre que hemos pasado por estas situaciones, lo hemos hecho bajo un esquema similar. Hay crisis, produce revoltura y luego una expansión. Igual puedes utilizar ese esquema para entender dónde estás. Vamos a ver cómo.
Si la humanidad quiere ir a la Luna y desde ahí conquistar Marte, podríamos tomar esto como un objetivo que está “fuera” de sus límites actuales. Que está más allá de lo que conoce, de lo que le es familiar. Se trata de trascender su espacio de todos los días, su casa, su planeta de origen.
Lo que te propongo es la idea de que hay tres etapas que reconocer:
Una crisis interior, que es lo que nos molesta.
Una revoltura porque sabes que quieres algo, pero no sabes muy bien “qué”. Tampoco cómo resolver el dilema que te está causando la crisis.
La solución está en la expansión, en encontrar nuevos límites, por muy lejanos o imposibles que suenen.
Piensa en este momento. Es una estrategia para salir del estado de “embichamiento” en que pudieras estar, incluso sin darte cuenta. Estas etapas pueden ayudarte a retomar el “soñar con algo más grande” de lo que estás esperando.
La solución es soñar
Ante una crisis y la correspondiente revoltura que nos deja por dentro, la solución histórica de la humanidad nunca ha sido replegarse y autodestruirse. Siempre ha sido expandirse e ir más lejos.
Y lo ha hecho porque dentro de toda la revoltura siempre hay gente que en lugar de atender a la razón y al caos que impera a su lado, opta por soñar una solución imposible.
Cuestiona todo. No con el ánimo revolucionario y una actitud de querer “cortar cabezas” como lo hicieron las personas de comienzos de la Edad Contemporánea. Tampoco con el ánimo Colón-izador de la Edad Moderna. Ambas son actitudes de las que hemos aprendido y que sirvieron antes, pero ya no lo hacen. Se trata de llevarte a un nivel desconocido antes para ti. Imagino que puede darte miedo, respeto o incluso puede que rabia. Pero la única solución para ello es soñar más y mejor.
Para soñar más grande solo tienes que hacerte preguntas.
Hazte preguntas que cuestionen tu falta de poder, tu individualidad y tu capacidad de crear soluciones nuevas. Cuestiona todo lo que pueda limitar tu expansión, como si quisieras ir a “nuevos planetas”.
Hacerlo te ayudará a muy bien a entender que no se trata de aumentar un poquito tus fronteras mentales, o de reforzar o cambiar tus creencias. Se trata de conocer otros mundos, otras culturas y otras formas para luego regresar al tuyo, para imaginarlas e implementarlas en todo lo que puedas, mejorando.
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