Resumen
En este email, práctico y sencillo, vamos a explorar cómo utilizar la imaginación para mejorar lo que el trabajo implica para ti. Se trata de mejorar tu relación con lo que haces a través del análisis de la posibilidad que ofrece tu imaginación, con el objetivo de mejorar tu trabajo desde el punto de vista energético y añadiendo algunos ejemplos prácticos.
Debes tener claro que, desde el punto de vista de los resultados empíricos y económicos, el trabajo se enfrenta y se resuelve de una única manera, que es ir a trabajar y hacer lo que tengas que hacer. Pero cuando hablamos de cómo te sientes en él, entonces ya entramos en el terreno de tu cabeza. Hablamos en este caso de lo que sucede dentro de ti, incluyendo pensamientos, sensaciones, emociones y sentimientos. Esas cosas que nadie ve, pero que están allí. Esas que incluso, a veces, no las ves ni tú.
Escribir e imaginar. Juntos y combinados
Ya me habrás leído muchas veces que la mejor manera de trabajar el aspecto energético del trabajo que haces es a través de tu imaginación. Crear imágenes agradables y detalladas en tu mente es siempre muy útil.
Y aunque es un campo nuevo, la abrumadora cantidad de evidencia e información que está apareciendo en estudios por todas partes, apoyando su eficacia, le hace atractivo para trabajos personales.
Como esta vez te propongo hacer cosas prácticas, comienzo por explicarte que:
Tu ejercicio empieza por escribir lo que te sucede en tu trabajo, pero cambiando todo. Dejando todo de manera que lo que escribes sea una narración de lo que tú deseas que suceda. Trata de construir “la historia completa”.
Y luego, en su segunda etapa, el ejercicio lo centras en dedicar tiempo durante el día a recordar esta historia que has escrito y que es tu nueva versión de la situación en la que quieres influir.
Ya ves, es un esquema muy sencillo de trabajo.
Te imagino ya dándole vueltas a tu cabeza, para ver cómo se hace todo, así que para explicar mejor el ejercicio te daré alguna idea para construir tu “nueva historia” sobre lo que te sucede mientras trabajas.
Por ejemplo, si en tu trabajo hay una persona que ves amenazante, puedes transformarla en alguien que te trata bien. Pero si lo que no te gusta y quieres influenciar se trata de una tarea que es estresante, difícil, complicada o simplemente con una fecha de entrega casi imposible, en tu versión mental puedes convertirla en un “paseo” divertido con resultados personales placenteros y hasta con reconocimientos. O si tu caso es que te toca trabajar en un lugar oscuro y poco amigable o simplemente desconocido para ti, entonces en tu versión ese mismo lugar puede convertirse en uno luminoso y colorido.
Pura magia.
Como empiezas si no tienes ideas
Para comenzar a imaginar tu nueva historia puedes apoyarte en fotos que contengan las cosas que te gustan, o que esperas obtener como resultado de tu trabajo. Eso si lo necesitas.
Además, puedes hacer el ejercicio poniendo un poco de música relajante, puedes cerrar los ojos e incluso puedes dedicarle unos minutos a recordar un día alegre o feliz antes de ir a lo que te interesa.
Tu nueva historia también debería ser lo último en lo que piensas antes de dormir
Te sorprenderás de lo sencillo pero profundo que puede ser convertir una experiencia de trabajo complicada en algo más llevadero.
Y no te preocupes, tus imágenes siempre serán las adecuadas porque las has escrito antes, y por eso siempre tendrás lo que te gusta y lo que quieres. Escribirlo todo antes hace que todo sea enormemente flexible y se adapte a tus propios valores y creencias.
Claro que tienes que entender y tomar en cuenta que este es un ejercicio muy simple, en el que das otro tipo de imágenes a tu cabeza, para que tenga elementos con los que reinterpretar situaciones en las que vives. Pero si tu situación es muy complicada legal o emocionalmente, porque existe algún tipo de abuso hacia ti, desde luego que tienes que buscar alternativas más profesionales.
Pero si ese no es el caso, entonces esto es lo tuyo. Se trata solo de que entiendas el poder que las imágenes tienen sobre ti, y de cómo puedes poner en marcha un ejercicio para usarlas conscientemente.
De esta manera puedes facilitar los cambios que buscas, aumentar tu influencia sobre la situación y generar espacios mentales que te ofrezcan ideas para una mayor colaboración y menor estrés en el trabajo que haces.
El trabajo por fuera
Te voy a dar otros ejemplos, todavía más específicos, que creo que pueden ayudarte a entender el ejercicio y a tener una mente más abierta a lo que puedes lograr con él.
Por ejemplo, si sucede que tu trabajo y tus ingresos están muy unidos, como en el caso de los peluqueros, masajistas, médicos, terapeutas y otros tantos profesionales, el hecho de imaginar más trabajo servirá para mejorar tus ingresos. Pero tus imágenes deberán incluir alegría y felicidad para que el trabajo y el dinero no queden asociados al estrés.
Otra posibilidad es que, si eres un empleado o un funcionario, lo mejor es que pienses en el dinero que ganas por día. Divide tu salario o tu sueldo entre el número de días que trabajas, incluyendo días libres, de permiso o vacaciones. Una buena forma de hacer esto es sacar cuentas por año y luego divides por 360, para tener la cifra por día. Todos son días que cuentan, aunque no trabajes efectivamente. Incluye las pagas extra, las comisiones y todo ingreso que tengas relacionado con tu trabajo durante el año. Luego, imagina que al final de cada día, ingresas la cantidad que corresponde en tu bolsillo, después de un día espectacular y lleno de reconocimiento y buen rollo.
Una situación diferente es que eres autónomo, autónoma. Entonces estás a las puertas de poder hacer que tu trabajo y tu dinero no estén mezclados. Imagina que haces tu trabajo, ese que te corresponda ese día y que te sale todo bordado. Luego, dentro de la misma imagen, te ves al final del día, en la oficina o en tu casa, comprobando en tus cuentas que tus ingresos han sido un poquito mayores de lo que esperabas. Como ves, en la imagen no cobras por trabajar. Tu trabajas, y luego vas a comprobar que has ingresado más de lo que esperabas.
Un último ejemplo puede ser con un proyecto que estés tratando de poner en marcha pero que aun no es del todo rentable, o no te da dinero. Identifica en tu imagen el trabajo que tienes que hacer, con clientes y con la gente involucrada. En esa imagen la persona o personas con las que tratas están contentas porque tú has conectado muy bien con ellas. Luego, dentro de la misma imagen, te imaginas en casa, ya en el sofá. Entonces abres tu cuenta y compruebas que este día has facturado más de lo que esperabas. Deberías tener una idea de cuanto quieres ganar al día, pero si tu proyecto aun no te da dinero, imaginar que facturas unos 30 o 35 euros diarios es algo razonable para empezar.
La realidad y la imaginación. Congruencia
En estos últimos dos ejemplos, puedes partir de ingresos anuales si ya los tienes, de las previsiones que hayas hecho o de lo que quisieras lograr. Pero no te dejes llevar por la avaricia. Si ganas o esperas 100, un poco más puede ser 120. Esperar 2000 hará que tu mente registre esto como “fracaso”, porque eso está lejos de tu punto de partida.
Y estas son algunas cosas que debes tener en cuenta:
Te llevará tiempo escribir y reescribir tu historia para luego imaginarla en su nueva forma, así que ten paciencia. Mientras sucede eso lo normal es que durante el día pases mucho tiempo pensando en el problema o en la situación que quieres resolver.
Si la situación es complicada te llevará días o incluso semanas empezar a ver resultados de tu trabajo mental.
Al principio puede que sientas confusión, dado que empezarás a estimular tu cabeza con nuevas imágenes que no se parecen en nada a lo que estás viviendo. Lo que sucede es que le estás dando contraórdenes, así que es normal que de pronto sientas que no sabes qué hacer
Y para dar más congruencia a tu plan mental, tienes algunas herramientas, como que tus imágenes mentales pueden ser coloreadas o en blanco y negro.
También puedes modificar la cercanía o la lejanía, puedes estar dentro como si actuaras en ella, o fuera de ellas como si fuera una película. Pueden ser en parte muy concisas y definidas y en partes no, una táctica ideal para cuando no conoces los detalles o no los has completado. También puedes aumentar su brillo para que te parezcan más reales.
Ten confianza en tu propia mente
Necesitas tiempo y energía para tener a listos todos los aspectos, colores y detalles de una imagen completa, que contenga tu deseo. Acéptalo así porque desde el principio tu trabajo está haciendo lo que tiene que hacer, que es generar nuevas opciones en tu mente.
Recuerda que de lo que se trata es de cambiar cosas que te preocupan. No tienes que cambiar lo que no. Tampoco debes preocuparte por si es perfecto o no, porque se trata de crear algo según la manera como tu concibes el mundo.
Lo que estás haciendo es lo mismo que ya haces mientras vives tu vida, solo que con este ejercicio haces consciente las cosas que pasan sin más en tu cabeza. Entiende que, mientras estás viviendo, ella está continuamente imaginando unas cosas y hasta anticipándose a otras.
Tú ya tienes la capacidad de ir más allá del simple hecho de hacer parches con las cosas que recuerdas. Puedes utilizar esas mismas imágenes que ya existen en tu cerebro para combinarlas, dando origen a cosas mucho más creativas, y hacerlo de forma figurativa, creando tu propia película.
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