29. También hay tiempo en la energía
Además del espacio que llamamos Mundo Paralelo, existe el tiempo-energía
Resumen
¿Te has subido alguna vez a un ascensor? Sitúate ahí, en el momento en que entras, encuentras el botón del piso al que quieres ir y lo pulsas. Se ha cerrado la puerta y sientes un tirón hacia abajo: el ascensor sube.
Ese empujoncito que sientes implica que has roto tu inercia y es el resultado de dos variables bien conocidas; una es la aceleración del puñetero ascensor que tira hacia arriba, y la otra es tu peso, que es la expresión de cuánto te quiere la tierra.
En ese momento en el ascensor está pasando algo milagroso, aunque tan común que no le damos importancia: dos fuerzas se han enfrentado –una hacia arriba y otra hacia abajo– y nunca podrás definir, allí adentro, cuál es cual.
En el universo esas parejas inseparables existen y esta vez vamos a explorar juntos, en este email, una de esas que no hay manera de separar. Se llaman el tiempo y el espacio. Al espacio energético ya lo conoces, porque lo hemos tratado como un mundo completo, parecido a este mismo planeta, pero “de energía”. Lo que nos falta ahora es hablar de su inseparable: el tiempo, pero no del tiempo del calendario, sino del tiempo como energía.
Vamos a identificarlo como un elemento diferente del espacio que llamamos el Mundo Paralelo, que entra en nuestra realidad sin poder ser identificado conscientemente por nosotros y verás que interesante y revelador resulta.
No hay necesidad de ser tan esotérico y antiguo
Hay dos personajes que yo creo son fundamentales en nuestra ciencia del siglo XXI: Edward Witten y Chiara Nappi, ambos físicos y mis héroes, desde luego. Te cuento por qué.
Hace tiempo alguien estaba aburrido que no veas y se puso a medir la energía contenida dentro del espacio. Midió, midió y midió, y luego se sorprendió. Lo que obtuvo fue una cantidad ingente de energía que era mucho mayor a la que emiten/absorben los objetos que se “ven a simple vista” y ya sabes, como los demás estaban también aburridos todos se pusieron a buscar dónde estaba el error.
Nada. Al final no había error y tuvieron que aceptar que lo que vemos es solo el 4% de lo que ellos medían en total.
Y ahí es donde entran el Eduardín y la Chiara, que son pareja:
Buscando en dónde se escondía esa energía que no veían, llegaron a la conclusión de que se estaba metida en 11 dimensiones diferentes y que tiene forma de filamentos o “cuerdas”.
Y tú me dirás ¿y eso para que nos sirve? Pues ya verás. En su conjunto, los neófitos en el asunto llamamos a esas cuerdas por muchos nombres: maya, trama, red, zuvuya o rejilla. Ya sabes como somos, o ponemos muchos o ninguno.
A esa teoría de cuerdas se la llama, oficialmente, Teoría M y establece que éstas supercuerdas, de las que están hechas todas las cosas, poseen al menos 11 dimensiones enrolladas dentro de sí mismas, pero tan pequeñas que solo podemos observar y tener conciencia directa de las cuatro mayores: alto, ancho, profundo y el tiempo.
La consecuencia de esto que acabas de leer en el párrafo anterior es que lo que vemos, ese 4% que llamamos 3D, sería una “rugosidad” en esa trama de cuerdas, que además está metida dentro de la trama más grande que es solo energía y no se ve a simple vista.
Ahora te toca imaginar
Claro, y ahora toca flipar un poco. Resulta entonces que tú cuerpo está metido en una trama de energía, un tejido de cuerdas energéticas adimensionales que se conforman como un nido hecho de ramitas, solo que en lugar de madera es energía. También pasa igual con cosas grandes como el Sol y los planetas.
Para mí, esto es una forma nueva de mirarlo porque cuando estudié en el instituto imaginábamos a la gravedad como un “hilito” que conectaba a un planeta con el Sol y que por eso daba vueltas y no se escapaba, pero que si rompíamos esa conexión el planeta saldría despedido, volando sin control y desesperado en medio del vacío del espacio.
Por eso imaginaba que yo mismo estaba conectado con un hilito al centro del planeta; claro que tengo que admitir que los libros espiritistas de mi abuelo han podido influir en que tuviera esta idea, porque siempre hablaban de un “hilo de plata” que te conectaba a tu cuerpo cuando viajabas astralmente.
Pero Edward, el marido de la italiana, lo que dice es que no hay hilito, vaya por Dios.
Dice que es un surco, un nicho, un nido. Es “un lugar”. Me explico mejor: no es posible que la Tierra “se escape” a menos que toda la trama de supercuerdas del sistema se destruya por completo, porque ella no da vueltas alrededor del Sol porque sea “el sol” y esté amarrada a él como si fuera su esclava, sino porque su “destino” es hacerlo. Ella da vueltas dentro de su nicho, dentro de su propio espacio.
¿Cómo te’as quedao?
El Mundo Paralelo es el nicho de la Tierra
Si eres normal, terrestre y homo sapiens de esta época, te habrá sorprendido la afirmación, al menos un poquito. Cuando Witten resolvió el dilema matemático que dio origen a la Teoría M o Teoría de las Supercuerdas, no solo resolvió un problema físico, nos explicó muchas más cosas que sabíamos pero que no entendíamos cómo funcionaban.
El hecho de que tú existas “dentro” de una trama de cuerdas de energía explica que “ese” es “tu lugar”. Es decir, existes dentro de una especie de “cascarón de luz” que es tu existencia en 3D y que es el que impide que veas la energía. Cuando te mueves dentro de la trama, lo haces con tu cascarón y manteniéndote dentro de él. Si duermes, también lo haces dentro de tu cascarón de energía de luz ¿puedes imaginarte eso? ¿a que es una imagen potente?
Claro que los planetas también tienen su cascarón, eso nos lo imaginamos. Y como yo soy un “pone-nombres-a-todo” digo que ese cascarón de la Tierra se llama Gaia, pero para no meternos con los de Green Peace, le llamamos Mundo Paralelo.
¡A que me ha quedado bordado!
La trama de supercuerdas es chismosa
Lo que tienes que saber, urgentemente y antes de que digas cosas que no quieres que otros sepan, es que esa trama de supercuerdas comparte toda la información que generan los cascarones, y lo hace al instante. Ese es el problema y la bendición que tiene esa trama: es el no va más en chismorreo y de la salsa rosa.
Por cierto, la trama existe en 11 dimensiones, como tu cascarón toma 3 de ellas (son las tres que ves, ancho, largo y profundo) lo que nos quedan son 8 (11 – 3), por eso a la trama de supercuerdas también la llamamos “8D”.
Pero volviendo al tema que nos ocupa podríamos decir, por ejemplo, que cuando utilizas las manos para testar lo que haces es conectar con esas 8D, que están fuera de tu cascarón de luz y le pides información. Tus manos son, literalmente, tu punto de conexión con la trama de supercuerdas y puedes pedir cualquier información y la trama te la da.
Por eso es tan importante pedir solo la información que tiene que ver con lograr tú lo que quieres, porque cuando “piensas en otra persona” te conectas con sus cosas y te “contaminas”, y a eso es lo que llamamos tener un retorno negativo.
Los planetas y el sol también tienen su nicho
Ahora imagina los planetas del sistema solar cada uno con su nicho. Una pasada.
Cuando los antiguos utilizaron su intención para testar el Tiempo-energía, lo que encontraron fueron los cascarones de luz de los planetas. Así nació la astrología.
Luego, con el pasar del calendario nos perdimos y empezamos a decir que “los planetas influyen”, los planetas determinan” y chorradas como esas que surgen de la interpretación caduca y rancia de ver a los planetas como si fueran los antiguos dioses y diosas griegas.
Yo, personalmente, veo al cascarón de Júpiter como con destellos de luz de colores, que algunos reconozco y otros no. Desde luego, ese cascarón no “me manda” rayos, como los del antiguo Júpiter de los romanos. Lo mismo me pasa con el amigo Saturno, que en 3D es un gigante con anillos de polvo y hielo, pero cuando imagino su cascarón, es más líquido que el de Júpiter, y sus colores varían menos, pero se mueven más.
¿Lo ves? Nada tiene que ver una imagen con otra. Una es más actualizada y la otra es hacerte pasar por “muy actual” cuando en realidad tus ideas son del medievo.
El tiempo-energía está en los nichos del sistema solar
Lo único que tienes que asumir como cierto cuando imaginas el cascarón de luz de un planeta del sistema solar, es que la información que obtienes a través de tu cabeza es más temporal que espacial, esa es la magia de los planetas. Puedes conectar con su Tiempo-emergía, pero no puedes “visitarlos” en su 3D a menos que te cojas un Space-Dragon y vayas.
Explicar cómo leer esto lo dejaremos para más tarde, para otro email, pero puedo darte un ejercicio para que vayas cogiendo carrerilla en tus testeos:
Se trata de imaginar que estás frente al cascarón de un planeta. Luego, en tu cabeza, tocas el cascarón y puedes, incluso, entrar en él. Deja que tu mente cree las imágenes que crea convenientes, no cuestiones. No se trata de “hacer ciencia” ni de ninguna terapia, hazlo solo por divertirte.
Pasa por todos los planetas y observa cómo reacciona tu mente cada vez.
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