Resumen
Ya conoces la regla de oro, primero nombramos y luego ya veremos lo que hacemos. Así es que vamos a seguir explicando el cómo enfrentar eso de la Trascendencia y la espiritualidad en tu vida y para ello vamos a darle una vuelta más a la tuerca.
En este email te vas a reencontrar la definición de la “energía a la que queremos acceder” y que tiene como nombre genérico “Mundo Paralelo”; también encontrarás más referencias a sus dos rutas de acceso que son las vías que puedes utilizar, todo esto incluyendo lo que te aportan cada una de ellas de forma clara y definida.
Para empezar repasemos cómo es que sucede todo esto dentro de ti; esta vez lo haremos a través de un ejemplo general que puedas seguir, y a nuestro personaje modelo le llamaremos “María”.
Vamos a ello.
La necesidad hace maestros
En la vida de María suceden cosas que no espera y eso la desborda; por dentro aparece una angustia que surge de la necesidad de entender lo que sucede. Necesita sobreponerse para resolver y dejar eso atrás y poder seguir con su vida.
A esa necesidad interna de María de “entender por qué pasan las cosas” es a la que nosotros llamamos “Trascendencia”.
María, como todo el mundo, se pone en marcha para encontrar respuestas; pero como se trata de algo personal, ella siempre decide hasta dónde llegar con respecto a este aspecto no resuelto de su vida. Por ejemplo, María podría rezar por la noche y pedir ayuda. Podría también hablar con alguien que le apoye, comprar libros de autoayuda y también podría asistir a conferencias y a los cursos o talleres que ella considere pueden ayudarle.
Lo que ella decida estará bien.
Por nuestra parte, tú y yo estaremos de acuerdo en que hoy en día María tiene una gran cantidad de opciones para resolver su necesidad de comprender las cosas. Si María hubiera nacido hace 100 años y sobrevivido a la Guerra Civil española solo habría tenido una: la iglesia o carretera y manta, y si ella hubiera nacido hace 1000, ni eso, por ser mujer.
Una gran obra se hace perseverando
Pero María es de esta época y, además insiste e insiste. Las respuestas que encuentra se le hacen pocas y resuelven solo parcialmente su necesidad, que parece multiplicarse como las cimas cuando escalas una montaña.
Es a ese proceso de María de ir desarrollando su habilidad de ir encontrando respuestas personales que resuelvan sus dilemas es a lo que se le llama “espiritualidad de María”.
La espiritualidad es el músculo que hace que ella se mueva cada vez más, buscando respuestas. Claro que cuando María comenzó su búsqueda, años atrás, no insistía, no comprendía y todo le parecía complicado, extraño y lejano. Pero al ir haciendo su camino ha aprendiendo cosas y sobre todo logrando que su espiritualidad, que es su músculo de encontrar respuestas, se haya ido desarrollando hasta hacerla a ella más independiente, más sabia y completa.
Igual que María aprendió a cocinar para saciar su necesidad de comer, también lo hizo para saciar su necesidad de tener respuestas, de Trascender. De la misma manera que María puede ir a aprender los básicos de la cocina y pedir ayuda a sus amigos para cocinar, también puede hacerlo con su espiritualidad.
Lo que hace que María se encuentre mejor dentro de su piel y en paz con su vida y con las personas con las que le toca vivirla –independientemente de los problemas que surjan–, es haber desarrollado ese músculo de investigadora que implica tener una espiritualidad sana y potente.
Y ahora tú, en este momento
Claro que María es un ejemplo, ya lo sabes, pero nos sirve para que te pongas en sus zapatos y caigas en la cuenta de que es normal que tú tengas una vida con sus problemas, que necesitan respuestas y soluciones que no conoces.
Lo primero que tienes que entender del ejemplo de María es que tu espiritualidad no está allí para resolver tus problemas, aunque son ellos lo que te hacen moverte.
Tu espiritualidad está allí para que puedas mantenerte de pie, o levantarte –si es el caso– cuando lleguen los problemas; recuerda que la espiritualidad es el resultado de la Trascendencia y ésta lo único que te pide es poder avanzar y no atascarte en ninguna situación que sea poco creativa o productiva para ti.
Me explico mejor: no por tener una espiritualidad sana y potente van a dejar de existir problemas; aunque es verdad que podrás llevarlos mejor, porque mantendrás tu propia integridad y tu energía permanecerá más intacta.
El mapa mental que necesitas
Así que es ahí en el lugar en que te encuentras tú, buscando algo. Nadie sabe ni entiende exactamente qué y, normalmente, tú tampoco. Eso es lo que debes aprender a aceptar. Y sé que piensas ¿Cómo voy a encontrar algo que no sé que busco? Y esa es la pregunta. Lee bien. No es “una pregunta”, no es ni siquiera “una buena pregunta”. Es “la” pregunta y punto.
La razón por la que puedes encontrar respuestas a preguntas que no sabes que tienes es porque el lugar en el que están esas preguntas y sus respuestas es el mismo lugar del que vienes tú. Es tu casa. Para ponértelo de forma más romántica: para encontrar las respuestas que te ayuden a Trascender necesitas volver a tu casa.
Sí, si. Me explico. Ya imagino que te sabes el “mantra” ese que dice que tú no emanas energía, tú eres la emanación de tu energía, ¿no? Ella es primero y fue ella la que decidió meterse en un cuerpo, y es por eso estás aquí. Es más, yo te diría que es ella la que te ha hecho la cama para que estés leyendo esto.
¿El hogar de tu energía? ¡Vayamos!
Pues ya está, lo has descubierto: antes de nacer vivías en la energía, por eso es que hablamos de “regresar” y por esa misma razón es que te imaginas que existe un lugar en el que tu energía vive, en donde está su residencia que es tu antigua casa. Y, ten cuidado con tu cabeza, la palabra importante en la idea anterior es “imaginas”, y punto.
Lo demás es un ejercicio que te sirve a ti y que completarás según tu educación y, como María, lo harás a tu manera.
Los cristianos suelen pensar en una especie de mundo intermedio. Llamémoslo Mundo Paralelo, igual a este, pero de energía. Es una idea simple que tiene una ventaja primordial que es la guinda del pastel: para ir a ese mundo no necesitas morirte, tampoco tomar drogas ni pedir permiso.
¿No es genial?
Solo necesitas congruencia, para que tu mente no se ponga “Rottenmaier”. Y esa congruencia es fácil de lograr si partes de tu motivación, es decir, solo tienes que trabajar a partir de entender si lo que tú quieres lograr en un momento dado es más personal e interior o más material y exterior. Por eso tenemos dos “rutas” de acceso, dos vías: Autoestima y Riqueza.
La ruta de la Autoestima
Sirve para trabajar en tu interior y las cosas que tienen que ver con dudas que tienes sobre tus capacidades, tus habilidades, tu destino y tus posibilidades. A esta ruta la solemos llamar la del liderazgo, porque cuando trabajamos con muchas personas suele suceder que afloran todas nuestras dudas, miedos y rabias. También se incluye aquí el trabajo con el cuerpo físico, el mental, el alma y la conciencia.
La ruta de la Riqueza
Sirve para trabajar las cosas que están fuera de ti. La llamamos la ruta del logro material, de lo concreto, de lo real y de lo tangible. Un ascenso, mejorar tu economía, aumentar ingresos, crear un patrimonio, hacer crecer un proyecto o una empresa son el tipo de cosas que trabajas aquí. Esta ruta no tiene nada de subjetiva, más bien se relaciona con tu capacidad de influir y de tener poder. Incluye todo lo que tenga que ver con la economía y la realización de las cosas.
Dicho lo dicho tenemos que la Autoestima y la Riqueza son nuestras dos rutas para trabajar la espiritualidad entrando en el Mundo Paralelo.
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