Este documento, el tercero de la serie “Familia”, plantea que la primogenitura tiene una responsabilidad energética especial en la resolución de las memorias familiares, que no afecta a los demás miembros de la familia de manera directa, pero que su resolución puede desbloquear energía extra para el grupo.
Partiendo de la historia de Abraham con su hijo, vista desde una perspectiva simbólica y energética, se explica que el sacrificio de Isaac no debe interpretarse literalmente, sino como una representación de la carga que lleva el primogénito. Pero que, aunque con la primera persona que llega comienza una familia, la responsabilidad individual sigue siendo la clave para la resolución de dichas memorias.
La ventaja de trabajar las memorias familiares relacionadas con el primer nacimiento en la familia está en que, una vez que estas memorias se van resolviendo, se libera una energía que puede beneficiar a todos los miembros de grupo, sin que esto implique cargas adicionales para nadie.