Este documento, el segundo de la serie “Familia”, plantea que las herencias familiares no solo son físicas, sino también energéticas, y que son éstas las que afectan a los individuos y a sus comportamientos. Además, a pesar de que hasta ahora se ha asociado al espíritu humano como el culpable de la existencia del ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación, en realidad el ciclo no está ligado al espíritu, sino a la información heredada por éste y que necesita ser resuelta.
La idea principal, esta vez, es que lo que sostiene el ciclo de vida está ligado, en realidad, a la resolución de memorias familiares, y no al espíritu. Estas memorias se transmiten a través de generaciones y pueden condicionar el comportamiento y las experiencias de cada persona.
La propuesta es que la limpieza consciente de estas memorias es esencial para liberar al individuo y su familia de patrones negativos.