Resumen
Definiendo el futuro es un email divertido y esperanzador, en el que vamos a explorar algunas de las ideas que ya están claras y definidas sobre el futuro que nos espera a todos. Pero antes de entrar en el tema, quiero dejarte una idea que definirá mejor eso que llamamos “definir el futuro”, porque crear una imagen sobre él es algo complicado, porque realmente es un elemento extraño.
Aun así, y aunque no se vea, el futuro existe y de eso no cabe duda. Pero no está terminado, es decir que estar, está, pero digamos que en construcción. Es como cuando se hace una casa desde cero. Tienes una parcela y a partir de allí planificas y comienzas. Y, como el espacio del que se dispone es el que es, hay cosas que se podrán hacer y cosas que no.
La cuestión es que, cuando miras energéticamente al futuro, las imágenes que tienes son como mirar diferentes proyectos de algo que no está construido. Y a medida que el tiempo pasa, puedes ir definiéndolo mejor, porque las cosas van cambiando, y todo se va ajustando.
Claro que podrías decirme que, como casa nueva que es, tiene un plano y eso no se puede cambiar. Y yo te digo que es cierto, pero hay cosas que pasan que hacen que todo se atrase, se cambie, se alargue o se detenga. Y al futuro, al igual que sucede con una casa en construcción, le puede pasar de todo.
Vamos a ver lo que sí podemos saber y hacer hoy.
Ya está pasando
Los europeos tenemos una forma muy sencilla de organizar lo que nos ha pasado. Llamamos a esa forma “Edades”, que son los grandes períodos en que dividimos la historia. Cada Edad define un período de tiempo que se cuenta a partir de un hecho destacado. Todas tienen en común que suelen durar muchos años, y que cada comienzo implica grandes innovaciones, y cambios en las formas de vida y la cultura imperante.
Esta idea de las edades es interesante, porque independientemente de que cada una de ellas se justifiquen desde la cultura y la política, en realidad son energéticamente justas y reales y, por tanto, importantes. Las últimas dos, por ejemplo y según nuestros historiadores, han sido la Edad Moderna, que comenzó entre 1491 y 1532, y la Edad Contemporánea, que lo hizo entre 1760 y 1778.
Pero lo más interesante de estas Edades es que, tomando en cuenta las dos fechas anteriores, podemos identificar que lo mismo está sucediendo de nuevo, hoy. Y no has leído mal. Estamos en medio del comienzo de una nueva Edad. Hoy en día queda claro que está naciendo –entre 1984 y 2025– una nueva Edad que es previsible que traiga, como las anteriores, grandes innovaciones y cambios en la forma en que vivimos y en nuestra cultura.
Una nueva Edad
Lo importante de esta información es que, aunque está comenzando, todavía es futuro. Pero como Edad que es, ésta nueva ha generado dos Tendencias propias, que son las fuerzas que van a dirigir el esfuerzo y la atención humanas hacia la nueva energía que este nuevo período traerá. La primera de ellas es la exploración espacial y, la segunda, la evolución tecnológica aplicada al cuerpo humano.
Y no trae sorpresas, en tanto y en cuanto está partiendo de cambios que son muy poco llamativos para la mayoría, pero que terminan por convertirse en la base sobre la que se construye la evolución y el progreso que llega desde el futuro. En este caso, esa base es la invención y desarrollo de los chips, que son pequeñas piezas que contienen miles de millones de transistores integrados.
Estos pequeños aparatitos son la base que está permitiendo que toda una nueva energía entre, marcando los tiempos de cambio, y determinando la manera en que hacemos las cosas, transformándolo todo. Nuevas formas de hacer las cosas están irrumpiendo en nuestra vida cotidiana, casi sin darnos cuenta de la magnitud del cambio, y de la mano de estos aparatitos.
Una Edad y dos Tendencias
Lo que es relevante para ti, es que ahora puedes alinearte energéticamente con ese nuevo futuro. Y, para ello, el truco es asumir que una Edad es como una gran parcela de terreno, al que puedes entrar a través de una puerta que está definida por las dos Tendencias. En esa imagen tú y tus cosas están fuera, y se trata de que entres en la parcela, conectándote con la energía que emana de ella.
Para hacer esto, puedes visualizar las dos tendencias con forma humana, como las grandes protectoras de la entrada. Cada una de ellas deberá darte permiso para entrar. Para ello les pides los códigos que necesitas, y luego imaginas que cada una te los da por separado, y que los integras en tu cuerpo. Una vez que los has asumido todos, entras en la parcela. Allí caminas y respiras la energía que emana de la tierra, dejándola que suba por tus pies. Repártela, en la medida que entra, por todo tu cuerpo.