16. Inconsciente y energía
Las conexiones, los conceptos y las personas que cuentan
Resumen
En este artículo de “Sencillo y Rápido” vamos a establecer y explicar la conexión entre el inconsciente y la energía, revisando y viendo la historia de los conceptos y las personas implicadas. Verás que sorprendente y divertido es.
Principios del siglo XX
La idea de inconsciente es vieja, pero escogeremos la fecha de 1.924 como punto de partida de este email por una razón muy específica: es la fecha de la publicación del I Ching de Richard Wilhelm. Luego entenderás por qué, pero primero tengo que contarte otras cosas que estaban pasando en ese momento con respecto a eso de la energía y el inconsciente.
Por ejemplo, debes saber que Freud estaba en la cima de su trabajo y había comenzado a sacar al concepto del “inconsciente” de la basura y del descrédito en el que estaba metido. Para ese año ya había escuelas de psicoanálisis por muchos lugares en Europa y América y las gentes más serias estaban estudiando el tema en profundidad.
Entre esas gentes estaba en joven Jung, que le conoció en 1907 en Viena y que empezó aplicando sus técnicas y su teoría. Pero hay que decir que estos dos siempre se llevaron como el perro y el gato. La relación entre ellos fue muy complicada desde el principio y por ambas partes, sobre todo porque Carlos Gustavo tenía la costumbre de hacer las cosas a su manera, y ya contaba con su propia visión del inconsciente, cosa que ponía furioso al Segismundo, a quien se le presuponía –y él lo asumía completamente– ser “el viejo maestro” de la cosa.
Llegó el 1924
En 1924 sucede que se publica el I Ching, la traducción de Richard Wilhelm, que entonces se convirtió en el amigo inseparable de Jung, que ya se había peleado con Freud. Ambos, Ricardo y Carlos Gustavo, terminaron con el tiempo de ser los creadores de puentes entre el viejo conocimiento del este y los conceptos científicos del oeste.
A ese respecto la propia nieta de Whilhelm escribió sobre lo importante de esa relación en su ponencia en un congreso de psicoanálisis en Taiwán en el año 2013:
“Haciendo caso omiso de las convenciones sociales y evadiendo el protagonismo, se comportaron como dos estudiantes de vacaciones. Alegres casi despreocupados, siempre dispuestos a esquivar la presión de autoridad del público, desaparecían en los momentos más insólitos para pasear por la ciudad o visitaron un acogedor bar para tomar una copa de vino en lugar de asistir a una elegante recepción.”
Entre ambos ayudaron a cambiar todo, porque su relación y sus ideas terminaron por legarnos el darnos cuenta de que eso de las energías, que habitualmente hemos aprendido de las culturas antiguas de India o de China, en realidad se refiere a la manera cómo pensamos, como actuamos y cómo reaccionamos ante las cosas de la vida.
La evolución de esa idea
Mientras todas estas cosas pasaban, una curiosa mujer holandesa nacida en Londres llamada Olga –amante del arte, de la espiritualidad, del vegetarianismo y del nudismo– e hija de una madre feminista y defensora del cambio social y un padre ingeniero y fotógrafo, les conoció a ambos.
Sucedió en un curso que daba Wilhelm sobre el I Ching –y en el que Jung asistía como alumno– en la “Escuela de la Sabiduría” de Herman Keyserling. De esos encuentros surgió una relación entre los tres que dio grandes frutos dentro del marco de lo que luego se llamó el Círculo Eranos.
En Casa Gabriela, su casa en Ascona, Olga construyó una sala de conferencias pensando que igual podían hacerse cursos y talleres allí para sacarse un dinerillo, aunque ella no lo necesitara. La cosa fue a más y en esa sala se han sucedido las más importantes, innovadoras e impactantes conferencias que haya habido en este mundo y que lo han cambiado todo desde entonces.
Fue allí donde eso de la energía y del inconsciente quedó claro que eran lo mismo gracias a los muchos puentes entre las filosofías de este y el oeste que fueron construidos.
Básicamente, tú
La cosa, para hacerla corta, es como sigue: tú eres una combinación de partes separadas que funcionan como un todo. Tu cuerpo, tu mente y tu espíritu, digámoslo así.
Ninguna de esas partes forman un todo compacto, sino que sus fronteras no están completamente delimitadas y por eso no eres del todo consciente de ello.
Es una idea muy sencilla de entender: hay partes de ti que reaccionan a lo más practico y cotidiano de la vida y hay partes tuyas que reaccionan a las cosas más lejanas, desconocidas y poco accesibles de ella, según explicó el señor Robert Sternberg años después.
Así que a los aspectos más prácticos de ti son a los que les podemos llamar “tu consciente”, a los más analíticos “tu subconsciente” y a los más creativos, inconsciente. Esta especie de división en partes de ti es enormemente ahorradora de energía y responde al hecho de que, como homo sapiens que eres, vives por un lado en un aspecto más físico y tangible y por el otro lado en uno más intangible y no físico.
Es en tu lado más práctico y consciente donde se realizan las tareas de análisis y gestión de la realidad y en tu parte más artística es en donde se analizan los más intangibles e inconscientes.
Desde luego todo lo que está de un lado puede pasar al otro y lo del otro pasar al uno, porque en realidad y a los efectos de la energética, el término inconsciente es un constructo, una idea que delimita mentalmente lo que te es útil y práctico en un momento dado del resto, que deja de estar en primera línea, es decir, pasa ser inconsciente.
¿Y dónde está lo espiritual en esto?
Bueno, otro buen amigo de Olga y de Jung, el señor Mircea Elíade, decía que en realidad se debía también hablar de sagrado cuando se habla de lo espiritual, porque lo que importa es entender que en el ser humano siempre existirá un límite al conocimiento sobre si mismo y sobre la vida.
Esto puedes imaginarlo como cuando en una esfera quieres un lado y el otro permanece oculto, y que cuando te mueves para ver al oculto y hacerlo consciente, el anterior pasa a no verse.
Lo sagrado reside en hacer ese camino hacia lo oculto que hay en ti o en tu vida y en descubrir las cosas que no sabes que ya eres o que tienes. Y, por otro lado, lo espiritual está en descubrir que eso que hay de oculto te conectará con otras personas diferentes, con otras realidades y te ayudará a trascender, a ver lo que no veías antes de emprender ese viaje.
Inconsciente es, pues, esa energía tuya y de la vida que no ves y que está del otro lado de la esfera. Todo lo que hagas para llegar a conocer ese otro lado es sagrado, y tu espiritualidad aparece cuando entiendes que lo que no ves te conecta con otras realidades y otras personas, lo que calmará tu necesidad de trascender, como el agua calma tu sed aunque sea por un momento.
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