Resumen
Esta entrega de “Energética en tu email” contiene un ejercicio para mostrarte como trabajar la conexión con la magia que te ofrece Saturno como planeta a través de “Conecta”, y con la que vas a poder descubrir su lado menos conocido, utilizando imágenes que crearás en tu mente con el objetivo de canalizar su potencial a través de ti como una herramienta de trabajo energético, que te ayude a mejorar tu vida y a llenarte de claridad y seguridad.
Mi objetivo es darle sentido a Saturno para que te pueda proporcionar un modelo de comportamiento que tenga como resultado el darle un significado y un valor diferente a lo que haces.
Se trata de una aplicación de la técnica que ya conoces –Conecta–, que te dará una mayor perspectiva de su alcance. Iremos viendo otras posibilidades por el camino, pero siempre teniendo en cuenta que se trata de un ejercicio personal, algo para trabajar sobre ti y que podrás hacer a cualquier hora, momento o lugar, con el solo requisito de todo esté en silencio, en calma y no haya interrupciones.
Como siempre, insisto, lo que contiene este mensaje es para tu crecimiento personal y por tanto no puede ser utilizado por ti para trabajar con terceros, porque “Conecta” no es una terapia.
Físicamente hablando, es un vecino de gas
La verdad es que para inspirarnos en cosas raras no hay más que ver a los vecinos y Saturno es, para nosotros, una cosa muy rara. En suma, es una pelota de hidrógeno y helio, puro gas que no podemos respirar. Es grande, eso sí, y tiene un polo norte que es un hexágono perfecto que cambia de color cada 15 años, del azul al amarillo, según que sea verano o invierno, e incluye sus propias auroras boreales.
Y eso podría ya ser motivo para que le des una nota máxima en TripAdvisor, siempre y cuando no te des cuenta de que para irte de vacaciones de verano tienes que esperar 30 años –anota, el próximo será en 2025–, cosa que se me antoja malo para los sindicatos y el Imserso por el problema que presenta el tiempo entre las vacaciones. Por otro lado, el tema playa también está complicado. Sabemos que hay agua, pero también amoníaco y sal de amoníaco; es decir que hay playas y olas y el mar es salado, y eso está bien, muy terrestre, pero el agua escuece al contacto y su olor es ligeramente asfixiante y eso, sin que lleves mascarilla, te puede ocasionar algún problema.
Eso sí, descansando en las suaves arenas ocres de sal de amoníaco podrás ver sus anillos en el cielo, una maravilla como no hay otra en el sistema. Están formados por rocas y hielo, repartidas de forma precisa según una exacta ley matemática conocida como “de cubos inversos”, de manera que la cantidad de rocas y trozos de hielo de 2 metros es 8 veces menor que las de 1 metro y las de 3 metros 27 veces menor, las de 4 son 64 veces menor y así sucesivamente.